Las transformaciones a las que se ha hecho referencia han posibilitado que el neoliberalismo
proclame la desaparición de aquellas trabas para el crecimiento industrial que pretendían
eliminar las políticas de desarrollo implementadas en la periferia. Los segmentos menos
intensivos en trabajo calificado y capital de cada proceso productivo tienden a desplazarse
a la periferia y el intercambio tiene lugar crecientemente en el interior de las distintas
ramas industriales, cuyos segmentos se emplazan en los más diversos tipos de países.
Ahora, se afirma, sólo es necesario crear condiciones suficientemente atractivas para atraer
las inversiones, mediante la apertura y la desregulación. La gran empresa transnacional
incorpora la tecnología más avanzada en el marco de una red global, lo cual elimina lanecesidad de proteger a las industrias nacientes (las nuevas actividades son desarrolladas
por empresas transnacionales con amplia experiencia en las mismas); la inserción en esas
redes hace desaparecer buena parte de las deseconomías ligadas a un proceso de industrialización incipiente y las capacidades tecnológicas se diseminan rápidamente, tendiendo
a conformarse, a través del comercio, un sistema industrial único. Las políticas destinadas
a crear un sistema industrial nacional son inútiles y contraproducentes; implican una mala
asignación de recursos que frena el crecimiento.
Por otra parte, las producciones que se desarrollan en los países periféricos cambian
rápidamente de localización. A medida que los salarios de un país se elevan como consecuencia
del aumento de la productividad, las anteriores actividades se desplazan hacia países de menores salarios y se desarrollan actividades más complejas. Por sí mismo, el mercado marca un sendero de rápida elevación de la productividad y de creciente complejidad e intensidad capitalística de los procesos productivos.
Se sostiene que el capital transnacional, aunque desempeña un rol fundamental, no
es el único motor del crecimiento. El capital local se incorpora como subcontratista en las
redes globales y paulatinamente va adquiriendo las competencias necesarias para pasar
del armado o la manufactura de productos conforme a las especificaciones técnicas y con
los equipos requeridos por el contratista, a la provisión de partes o productos con diseño
de producción propio y luego a la concepción, desarrollo y fabricación, bajo marca propia
o ajena, de partes o productos.
Por último, el rápido crecimiento de las exportaciones manufactureras y de la entrada
de capitales permite la desaparición del estrangulamiento externo característico de la época
del crecimiento industrial orientado hacia el mercado interno, y la supresión del deterioro
de los términos del intercambio que, se sostiene, en caso de haber existido, se
originaba en la escasa elasticidad ingreso característica de los alimentos y las materias
primas naturales.
De esta manera, se impone nuevamente una visión lineal del desarrollo. Si se deja
actuar libremente al mercado, los países industrializados fijan la senda que recorre el resto
de los países, y la movilidad del capital hacia los países donde éste es más escaso posibilita
que este proceso se realice en lapsos históricos relativamente breves, llevando a la convergencia
en los niveles de ingresos. La distinción entre un centro y una periferia conformados
por formaciones económico-sociales cualitativamente distintas carece de sentido. Sólo existen,
se afirma, distintos grados de desarrollo.
A su vez, desde una perspectiva teórica absolutamente distinta, la marxista, la teoría
del capitalismo global (Robinson, 2004) afirma también la desaparición de la diferenciación
entre centro y periferia. Se estaría asistiendo al surgimiento de una nueva clase dominante
transnacional que reemplaza a las burguesías nacionales, subsistentes sólo en algunospaíses de bajos o medianos ingresos. Esta burguesía transnacional está conformando un
nuevo Estado global que ha desarrollado algunos aparatos de Estado, como la OMC, el
Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, pero carece aún de ejecutivo. Los
Estados que caen bajo el dominio de esta nueva clase no desaparecen y continúan desempeñando las funciones esenciales de legitimación de la dominación y de control y disciplinamiento de la mano de obra, pero son radicalmente remodelados para servir a las exigencias que plantea la reproducción ampliada del capital transnacional. No existe ya, por consiguiente, una confrontación de intereses entre las burguesías centrales y las periféricas. La posición central dentro del bloque de clases dominante en el nivel mundial ha sido asumida por una nueva clase capitalista originada en las fracciones del centro y de la periferia que han logrado transnacionalizarse y, simultáneamente, la pobreza ha dejado de ser un atributo de ciertas regiones. Tiende a expandirse no sólo en lo que era la periferia, sino también en el centro, dando lugar a un enfrentamiento global, al menos en potencia, entre dominantes y dominados.
Se está, sin duda, ante transformaciones que alteran las premisas que servían de marco de reflexión para autores como Cardoso y Faletto y de conceptualizaciones totalmente distintas a las desarrolladas por las diversas variantes de la teoría de la dependencia.
Pero estas conceptualizaciones deben confrontarse con las características y modalidades
del impacto efectivo de esos cambios sobre lo que continuaremos llamando, por las razones
que luego se exponen, la periferia.
proclame la desaparición de aquellas trabas para el crecimiento industrial que pretendían
eliminar las políticas de desarrollo implementadas en la periferia. Los segmentos menos
intensivos en trabajo calificado y capital de cada proceso productivo tienden a desplazarse
a la periferia y el intercambio tiene lugar crecientemente en el interior de las distintas
ramas industriales, cuyos segmentos se emplazan en los más diversos tipos de países.
Ahora, se afirma, sólo es necesario crear condiciones suficientemente atractivas para atraer
las inversiones, mediante la apertura y la desregulación. La gran empresa transnacional
incorpora la tecnología más avanzada en el marco de una red global, lo cual elimina lanecesidad de proteger a las industrias nacientes (las nuevas actividades son desarrolladas
por empresas transnacionales con amplia experiencia en las mismas); la inserción en esas
redes hace desaparecer buena parte de las deseconomías ligadas a un proceso de industrialización incipiente y las capacidades tecnológicas se diseminan rápidamente, tendiendo
a conformarse, a través del comercio, un sistema industrial único. Las políticas destinadas
a crear un sistema industrial nacional son inútiles y contraproducentes; implican una mala
asignación de recursos que frena el crecimiento.
Por otra parte, las producciones que se desarrollan en los países periféricos cambian
rápidamente de localización. A medida que los salarios de un país se elevan como consecuencia
del aumento de la productividad, las anteriores actividades se desplazan hacia países de menores salarios y se desarrollan actividades más complejas. Por sí mismo, el mercado marca un sendero de rápida elevación de la productividad y de creciente complejidad e intensidad capitalística de los procesos productivos.
Se sostiene que el capital transnacional, aunque desempeña un rol fundamental, no
es el único motor del crecimiento. El capital local se incorpora como subcontratista en las
redes globales y paulatinamente va adquiriendo las competencias necesarias para pasar
del armado o la manufactura de productos conforme a las especificaciones técnicas y con
los equipos requeridos por el contratista, a la provisión de partes o productos con diseño
de producción propio y luego a la concepción, desarrollo y fabricación, bajo marca propia
o ajena, de partes o productos.
Por último, el rápido crecimiento de las exportaciones manufactureras y de la entrada
de capitales permite la desaparición del estrangulamiento externo característico de la época
del crecimiento industrial orientado hacia el mercado interno, y la supresión del deterioro
de los términos del intercambio que, se sostiene, en caso de haber existido, se
originaba en la escasa elasticidad ingreso característica de los alimentos y las materias
primas naturales.
De esta manera, se impone nuevamente una visión lineal del desarrollo. Si se deja
actuar libremente al mercado, los países industrializados fijan la senda que recorre el resto
de los países, y la movilidad del capital hacia los países donde éste es más escaso posibilita
que este proceso se realice en lapsos históricos relativamente breves, llevando a la convergencia
en los niveles de ingresos. La distinción entre un centro y una periferia conformados
por formaciones económico-sociales cualitativamente distintas carece de sentido. Sólo existen,
se afirma, distintos grados de desarrollo.
A su vez, desde una perspectiva teórica absolutamente distinta, la marxista, la teoría
del capitalismo global (Robinson, 2004) afirma también la desaparición de la diferenciación
entre centro y periferia. Se estaría asistiendo al surgimiento de una nueva clase dominante
transnacional que reemplaza a las burguesías nacionales, subsistentes sólo en algunospaíses de bajos o medianos ingresos. Esta burguesía transnacional está conformando un
nuevo Estado global que ha desarrollado algunos aparatos de Estado, como la OMC, el
Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, pero carece aún de ejecutivo. Los
Estados que caen bajo el dominio de esta nueva clase no desaparecen y continúan desempeñando las funciones esenciales de legitimación de la dominación y de control y disciplinamiento de la mano de obra, pero son radicalmente remodelados para servir a las exigencias que plantea la reproducción ampliada del capital transnacional. No existe ya, por consiguiente, una confrontación de intereses entre las burguesías centrales y las periféricas. La posición central dentro del bloque de clases dominante en el nivel mundial ha sido asumida por una nueva clase capitalista originada en las fracciones del centro y de la periferia que han logrado transnacionalizarse y, simultáneamente, la pobreza ha dejado de ser un atributo de ciertas regiones. Tiende a expandirse no sólo en lo que era la periferia, sino también en el centro, dando lugar a un enfrentamiento global, al menos en potencia, entre dominantes y dominados.
Se está, sin duda, ante transformaciones que alteran las premisas que servían de marco de reflexión para autores como Cardoso y Faletto y de conceptualizaciones totalmente distintas a las desarrolladas por las diversas variantes de la teoría de la dependencia.
Pero estas conceptualizaciones deben confrontarse con las características y modalidades
del impacto efectivo de esos cambios sobre lo que continuaremos llamando, por las razones
que luego se exponen, la periferia.
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