LEYES:
LEY CAPITALISTA DE LA POBLACIÓN:
La ley económica del capitalismo que determina la situación de la fuerza productiva fundamental de la sociedad burguesa: los obreros asalariados. En la sociedad burguesa, la acumulación del capital hace que parte de la población obrera quede relativamente sobrante (ver Superpoblación relativa), se vea desalojada de la producción y condenada a las penalidades de la miseria y del hambre. En el proceso de acumulación del capital (ver), cuando crece sin cesar la composición orgánica del capital (ver) surge una población obrera relativamente sobrante en comparación con las necesidades del capital, que se incrementa a sí mismo. "La población obrera... produce medios que la convierten en población relativamente sobrante. Esta es la ley de la población, ley inherente al modo de producción capitalista..." (C. Marx). La ley capitalista de la población refleja la situación real del obrero asalariado en la sociedad capitalista, donde éste aparece en calidad de apéndice del capital. Cuando, en el período del imperialismo y de la crisis general del capitalismo, surge la desocupación en masa y crónica, empeora considerablemente la situación de todos los trabajadores, su salario real se reduce con mas facilidad, se eleva la intensidad de su trabajo. La vigencia de esta ley contribuye a que la esfera de explotación se amplíe, pues facilita la incorporación de la mujer, de los adolescentes y de los nidos a las empresas capitalistas. Los ideólogos y reformistas burgueses intentan encubrir el hecho de que en la sociedad burguesa resulta imposible utilizar los resultados del progreso técnico en interés de las masas populares. Presentan el problema como si la población sobrante no fuera resultado de las leyes, del capitalismo sino una ley inevitable de la naturaleza. En el mareo del capitalismo, la automatización de la producción y el progreso técnico hacen que cada día sean mayores el desaprovechamiento del potencial de producción, el paro forzoso y el excedente de capital -que se combina con el sobrante de población- prueba, todo ello, de la extraordinaria profundidad a que llegan las contradicciones del régimen capitalista. El desarrollo del capitalismo ha condicionado el carácter especifico del crecimiento de la población. En el último tercio del siglo XIX, se observó una tendencia al descenso de la natalidad en los países económicamente más avanzados. Dicha tendencia se ha acentuado a medida que se han hecho más profundos las contradicciones del imperialismo. Al liquidarse el capitalismo y con el paso al socialismo, la ley capitalista de la población deja de actuar.
LEY DE LA ACUMULACIÓN SOCIALISTA:
La ley económica del modo socialista de producción; expresa la necesidad objetiva de acumular sistemáticamente cierta parte del producto social y utilizarla para ampliar de manera ininterrumpida la producción y para aumentar las riquezas de la sociedad con el fin de elevar incesantemente el bienestar del pueblo. La acumulación socialista presenta diferencias radicales frente a la capitalista (ver Acumulación del capital, Fondo de acumulación) tanto por su naturaleza económico—social como por sus ritmos. Bajo el socialismo, la acumulación se lleva a cabo a ritmos y en escala inaccesibles al capitalismo, pues gracias a la propiedad social y a la planificación del desarrollo de la economía se amplían inconmensurablemente las posibilidades de la acumulación basada en el desenvolvimiento ininterrumpido, sin crisis, de la producción social, en el crecimiento constante de la productividad del trabajo social, en el racional empleo de los medios de producción y de los recursos de mano de obra, en la inexistencia de consumo parasitario. Constituyen un exponente de los altos ritmos de la acumulación socialista las inversiones, crecientes de año en año, que la U.R.S.S. y otros países socialistas efectúan en la economía nacional.
LEY DE LA CIRCULACIÓN DEL DINERO:
La ley económica que determina la cantidad de dinero necesaria para la circulación. La suma de dinero en circulación depende: 1) de la masa de mercancías en circulación, 2) del nivel de los precios de las mercancías, y 3) de la velocidad de circulación del dinero. La cantidad global de dinero es determinada por la suma de los precios de las mercancías dividida por el promedio de ciclos de circulación de las unidades monetarias del mismo signo. En el ciclo de circulación el dinero actúa no sólo como medio de circulación, sino, además, como medio de pago. Por esto la cantidad de dinero que se encuentra en circulación, a una velocidad dada del ciclo, es igual a la suma de los precios de las mercancías que se han de realizar, menos la suma de los precios de las mercancías vendidas a crédito, más la suma de los pagos cuyos plazos han vencido, menos la suma de los pagos que se compensan entre si y menos la suma del ciclo repetida, en el cual el mismo dinero funciona alternativamente como medio de circulación y como medio de pago. Bajo el capitalismo, el volumen de la circulación monetaria se determina espontáneamente. Cuando el dinero en circulación era metálico y el papel moneda se canjeaba libremente en oro -como ocurría en los países capitalistas antes de la primera guerra mundial- la circulación del dinero se adaptaba automáticamente a las necesidades que de él hubiera. Las monedas excedentes se atesoraban y se volvían a poner en circulación cuando se necesitaban en mayor cantidad. Actualmente, en los países capitalistas circula el papel moneda y la moneda metálica subsidiaria para las necesidades de la pequeña circulación. La creciente inestabilidad de la economía capitalista en el período de la crisis general del capitalismo y la emisión de papel moneda para financiar los gestos militares hacen que los canales de la circulación queden abarrotados con una masa excedente de dinero papel. La desvalorización de este dinero a consecuencia de su emisión excesiva -desvalorización aprovechada por las clases dominantes para enriquecerse, para cargar los gastos del Estado sobre los hombros de las masas trabajadoras y aumentar la explotación de las mismas- conduce a la inflación en los países capitalistas. En la sociedad socialista, la ley de la circulación del dinero, de modo análogo a lo que ocurre con las otras leyes económicas del socialismo, no actúa de manera espontánea, sino que se utiliza de manera planificada. Ello se manifiesta en el hecho de que el volumen de la circulación de mercancías y el nivel de los precios de estas últimas se establecen a través de un plan (excepción hecha del comercio koljosiano). El sistema de las cuentas de compensación, que en la economía socialista se aplican en gran escala para realizar casi toda la masa de medios de producción y una parte de los artículos de consumo, reduce la necesidad de dinero en efectivo. Esto no sólo proporciona una gran economía en la circulación monetaria, sino que, además, hace más fácil planificar la cantidad de dinero que se ha de poner en circulación.
LEY DE LA CORRESPONDENCIA ENTRE LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN Y EL CARÁCTER DE LAS FUERZAS PRODUCTIVAS:
La ley económica objetiva del desarrollo de la sociedad y que actúa en todas las formaciones económico-sociales (ver). Determina la acción recíproca entre las fuerzas productivas (ver) y las relaciones de producción (ver) revelando el nexo causal interno y la interdependencia de estos dos aspectos del modo de producción. Las fuerzas productivas son el elemento más revolucionario y móvil de la producción. Primero se desarrollan y modifican las fuerzas productivas. Como resultado de estos cambios, se desarrollan y se transforman las reacciones de producción. Las relaciones de producción constituyen una forma de desarrollo de las fuerzas productivas, de cuyo nivel y carácter dependen. Al mismo tiempo, dichas relaciones poseen una cierta independencia y actúan, a su vez, sobre el desenvolvimiento de las fuerzas productivas. Si las relaciones de producción corresponden al nivel y al carácter de las fuerzas productivas, aceleran su avance, se convierten en su motor. Al contrario, si las relaciones de producción se rezagan respecto al desarrollo de las fuerzas productivas y dejan de corresponder al carácter de estas últimas, constituyen un obstáculo para el progreso de la producción. Tarde o temprano, como lo prueba la historia del desarrollo de la sociedad, las relaciones de producción caducas han de ser sustituidas por otras, nuevas. La ley de la correspondencia entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas condicione la sustitución de las formaciones económico-sociales, la transición de un régimen social a otro transición que, en las sociedades antagónicas de clase, se efectúa en encarnizada lucha de clases, por medio de la revolución social. En correspondencia con esta ley, surge la necesidad y la posibilidad objetivas de poner fin al régimen capitalista e implantar el socialista. Las relaciones de producción capitalistas, basadas en la propiedad privada sobre los medios de producción, se encuentran en conflicto con el carácter social de las poderosas fuerzas productivas modernas. La prueba está en los bajos ritmos de crecimiento de la producción, en las crisis económicas, en el hecho de que se trabaja constantemente por debajo del potencial de producción, en la desocupación crónica. Después de desarrollar de manera gigantesca las fuerzas productivas, el capitalismo no las utiliza en interés de la sociedad, sino con vistas al enriquecimiento de un pequeño grupo, de un puñado de explotadores. El capitalismo se ha trocado en un inmenso obstáculo del progreso social. La humanidad entra en el período de la revolución científico-técnica, mas las relaciones de producción del capitalismo resultan excesivamente estrechas para tal revolución, para que la sociedad pueda utilizar plenamente todos los resultados de la ciencia, de la técnica y de la cultura. El creciente conflicto entre las acrecentadas fuerzas productivas y las viejas relaciones de producción exige que se liquide la envoltura capitalista, que se liberen las poderosas fuerzas productivas creadas por el hombre y que se orienten hacia el bien de toda la sociedad. Esto solo puede hacerlo el socialismo. En el régimen socialista, gracias al dominio de la propiedad social sobre los medios de producción y al carácter planificado de la economía nacional las relaciones de producción se encuentran en consonancia con el carácter de las fuerzas productivas. Ello ofrece amplias perspectivas al desenvolvimiento acelerado y sin crisis de las fuerzas productivas socialistas. También bajo el socialismo surgen contradicciones entre las fuerzas productivas y algunos aspectos de las relaciones de producción. Pero no son contradicciones antagónicas, no dan origen a conflictos sociales, pues no existen clases interesadas en conservar relaciones de producción viejas, caducas. En el curso de la edificación comunista, el Partido Comunista y el Estado socialista descubren a su debido tiempo los elementos rezagados de las relaciones de producción y los modifican. A medida que se desarrollan las fuerzas productivas, que se va creando la base material y técnica del comunismo y avanza la educación comunista de los trabajadores, las relaciones socialistas de producción se perfeccionan y se van transformando en comunistas.
LEY DE LA DESIGUALDAD DEL DESARROLLO ECONÓMICO Y POLÍTICO DE LOS PAÍSES CAPITALISTAS EN EL PERÍODO DEL IMPERIALISMO:
La ley objetiva del desarrollo económico y político del capitalismo monopolista descubierta por Lenin; según dicha ley, el desarrollo económico y político de unos países capitalistas respecto a otros se produce a saltos: unos países refuerzan sus posiciones en el mercado mundial a costa de otros, el mundo ya, repartido se reparte de nuevo periódicamente en consonancia con la nueva correlación de fuerzas dada en el mundo capitalista. La desigualdad en el desarrollo de la economía capitalista, debido a la existencia de la propiedad privada capitalista a la anarquía de la producción, es inherente al régimen capitalista en todas las etapas de su vida. Sin embargo, en el período premonopolista, cuando en su inmensa mayoría las empresas eran pequeñas y dominaba la libre competencia, el desenvolvimiento del capitalismo siguió un curso más o menos regular, sin saltos bruscos ni conflictos bélicos. Con la transición al imperialismo, se aceleró a ritmos gigantescos el proceso de concentración de la producción y del capital, el progreso de la técnica alcanzó un alto nivel, en la industria comenzaron a dominar los monopolios y el capital financiero, apareció la necesidad de exportar capital; había terminado ya el reparto territorial y económico del mundo entre las potencias imperialistas y se entabló entre ellas una lucha durísima por un nuevo reparto del mismo. En estos condiciones, los países que han emprendido más tarde que otros el camino del desarrollo capitalista, utilizando nuevos métodos de producción y los resultados del progreso técnico cada vez más acelerado, intentan adelantar a sus rivales, conquistar el monopolio del mercado mundial y el dominio político en tal o cual zona del mundo. La exportación de capitales a otros países acentúa el carácter irregular, a saltos, del desarrollo. A medida que se pasa al imperialismo, la desigualdad del desarrollo de los países se convierte en una importante causa de que se agraven las contradicciones entre las potencias imperialistas, potencias que en su afán de superar a sus contrincantes, recurren a la lucha bélica. De este modo han surgido las dos guerras mundiales. Después de la primera, se fundó el primer Estado socialista del mundo: la U.R.S.S. Después de la segunda, se desgajaron del imperialismo varios países de Europa y Asia y emprendieron el camino del socialismo. Decenas de países que habían sido colonias han conquistado su independencia política, ante ellos se ha abierto la vía del desarrollo no capitalista. Partiendo de la ley de la desigualdad del desarrollo económico y político del capitalismo, Lenin llegó a la conclusión de que era posible la victoria de la revolución socialista primero en varios países e incluso en uno solo. El ulterior avance de la revolución socialista mundial se produce por medio del desprendimiento de otros países del sistema capitalista. Sobre todo después de formarse el sistema socialista mundial y de haberse convertido en el factor decisivo del desarrollo de la humanidad, las revoluciones socialistas pueden producirse tanto en formas violentas como en formas pacificas. La desigualdad del desarrollo económico y político del imperialismo y el consiguiente hecho de que en los diferentes países la victoria del socialismo no coincida en el tiempo, hacen objetivamente necesaria la coexistencia pacífica de estados con distintos sistemas sociales y la emulación económica entre unos y otros. Inspirándose en la doctrina leninista de la coexistencia pacífica a Unión Soviética y los demás países socialistas mantienen en la esfera internacional una porfiada lucha por evitar una nueva guerra y por consolidar la paz en todo el mundo. Ahora bien mientras exista el imperialismo, no se interrumpe la acción de la ley de la desigualdad del desarrollo económico y político del capitalismo, tan sólo se modifica la forma en que se manifiesta. En la etapa actual -la tercera- de la crisis general del capitalismo, el nuevo reparto de las esferas de influencia de los estados imperialistas se lleva a cabo a través de distintas organizaciones internacionales, monopolistas de Estado ("Mercado común", "Euratom" y otras) que se convierten en focos de agudas fricciones y conflictos.
LEY DE LA DISTRIBUCIÓN CON ARREGLO AL TRABAJO:
La ley económica objetiva del socialismo; expresa las relaciones de distribución de los bienes materiales para el consumo personal. Según esta ley, en la primera fase del comunismo dichos bienes se distribuyen entre los trabajadores en consonancia con la cantidad y la calidad del trabajo invertido por cada uno de ellos en la producción social. En la sociedad burguesa, cuya base económica radica en la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción, los productos del trabajo se distribuyen de modo que el capitalista recibe un máximo de ganancias, y el obrero, el valor de su fuerza de trabajo. En la sociedad socialista, donde los medios de producción pertenecen a los productores mismos, los bienes materiales se distribuyen en interés de los trabajadores con el fin de que alcancen éstos un mayor bienestar. Refiriéndose a la sociedad socialista, Engels escribió: "La distribución, en cuanto gobernada por razones puramente económicas, se regulará por el interés de la producción, y ésta se verá fomentada mayormente por un régimen de distribución que permita a todos los miembros de la sociedad desarrollar, mantener y ejercitar, en el mayor número posible de aspectos, sus capacidades''. Bajo el socialismo, este modo de distribución sólo puede ser la distribución con arreglo al trabajo, pues el nivel dado de las fuerzas productivas y el carácter mismo del trabajo, que no se ha convertido todavía en la primera necesidad vital del hombre, no permiten establecer la distribución a tenor de las necesidades. En estas condiciones, la distribución según las necesidades llevaría a abolir el estimulo para incrementar y perfeccionar la producción, a consumir las riquezas sociales y a destruir las fuerzas productivas. Tampoco es posible, en régimen socialista, establecer una distribución igualitaria de modo que el producto se reparta por partes iguales entre los trabajadores independientemente del grado en que participen en la producción social. La igualdad en el pago del trabajo es una rémora para perfeccionar y ampliar la producción, fomenta entre los trabajadores una actitud de indiferencia ante el trabajo, ante la economía social, a cuyo desarrollo causa, por ende, un sensible daño. El modo socialista de distribución, haciendo depender de la cantidad y la calidad del trabajo la magnitud de la remuneración, estimula a los trabajadores a elevar el nivel técnico de la producción, a mecanizarla y automatizarla, a introducir una tecnología y una organización del trabajo progresivas; crea el interés material de los trabajadores por elevar su preparación, su nivel cultural y técnico, contribuye a robustecer la disciplina de trabajo y tecnológica interesando personal y materialmente al trabajador en el desarrollo de la producción, la distribución con arreglo al trabajo permite combinar de manera justa los intereses personales y sociales de los trabajadores. El régimen socialista, a la par del interés material, crea asimismo poderosos estímulos morales para perfeccionar y aumentar la producción, despierta en los trabajadores el espíritu de emulación, y el espíritu creador. El interés material personal y los estímulos morales por el trabajo constituyen una enorme ventaja del socialismo frente al capitalismo. La ley de la distribución con arreglo al trabajo actúa tanto en el sector estatal de la economía del país como en el cooperativo-koljosiano. No obstante, las formas en que se manifiesta en uno y otro sector presentan peculiaridades propias, cosa que se explica por las diferencias entre las dos formas de propiedad socialista. Cuando la propiedad es estatal (de todo el pueblo), la ley de la distribución con arreglo al trabajo se aplica mediante el sistema de salarios. Cuando la propiedad es cooperativo - koljosiana, la ley indicada se aplica distribuyendo los ingresos por jornadas de trabajo ("trudodni'') o directamente según las tarifas en dinero vigentes en el koljós dado. Parte de los bienes materiales destinados al consumo no productivo (incluido el consumo personal) se distribuye, bajo el socialismo, independientemente (o casi independientemente) de las inversiones de trabajo de los miembros de la sociedad. Esta distribución se efectúa a través de los fondos sociales de consumo (ver). A medida que se avance hacia el comunismo, el peso específico de dichos fondos aumentará. En el comunismo completo, cuando las fuerzas productivas proporcionen la abundancia de bienes materiales y el trabajo se convierta en la primera necesidad vital de todos los hombres, la ley de la distribución con arreglo al trabajo perderá por completo su vigencia y la sociedad podrá llevar a la práctica el principio: "De cada uno, según su capacidad a cada uno, según sus necesidades".
LEY DE LA ELEVACIÓN INCESANTE DE LA PRODUCTIVIDAD DEL TRABAJO:
La ley económica del socialismo y del comunismo; expresa la necesidad y la posibilidad objetivas de reducir constantemente el tiempo de trabajo socialmente necesario para elaborar la unidad de producción. El aumento de la productividad del trabajo es una ley económica objetiva común a todas las formaciones económico-sociales. Sin embargo, dicha ley actúa de manera distinta en las diversas formaciones. Bajo el capitalismo, donde impera la propiedad privada sobre los medios de producción y donde el objetivo de esta última estriba en la apropiación de plusvalía, la ley relativa al incremento de la productividad del trabajo no posee un valor incondicional: este incremento se da lentamente, queda interrumpido durante las crisis económicas; la acción de la ley citada implica para los trabajadores un aumento de su explotación, y para los capitalistas elevadas ganancias. Bajo el socialismo, la elevación incesante de la productividad del trabajo, los superiores ritmos de su incremento respecto al capitalismo y el logro, sobre esta base, de un alto nivel de productividad del trabajo social, constituyen lo más importante y esencial para la victoria del nuevo régimen, para la edificación del comunismo. El dominio de la propiedad social sobre los medios de producción cree nuevos estímulos para el incesante crecimiento de la productividad del trabajo social. Bajo el socialismo, los trabajadores laboran para sí, para su sociedad, y ello hace que se sientan directamente interesados en el aumento de la productividad del trabajo. El desarrollo planificado de la economía libra a la economía socialista de las crisis, de la desocupación, del despilfarro de las fuerzas productivas y hace posible que constantemente se economice trabajo social. El aumento incesante de la productividad del trabajo se halla asimismo en relación directa con el principio socialista de la distribución según el trabajo. El importe del salario de cada trabajador depende directa e inmediatamente del rendimiento de su trabajo. La elevación constante de la productividad del trabajo tiene una importancia decisiva para la victoria del socialismo en la emulación económica con el capitalismo, para crear la base material y técnica del comunismo y para la plena victoria del mismo; es el factor decisivo para incrementar el volumen del producto social global y la renta nacional. La sociedad soviética obtiene todos los años, a cuenta de la elevación del rendimiento del trabajo, las tres cuartas partes del incremento de su renta nacional. El factor decisivo para aumentar la productividad del trabajo es el progreso del equipamiento técnico del trabajo gracias a la mecanización compleja y la automatización de los procesos de producción. Para elevar el rendimiento del trabajo, es de importancia enorme electrificar todo el país y aplicar en gran escala la industria química en la economía nacional. Constituyen, asimismo, importantes condiciones para que la productividad del trabajo se eleve ininterrumpidamente: el avivar el interés material personal de los trabajadores por los resultados de la producción, el utilizar mejor los medios de producción y la mano de obra, el perfeccionar sistemáticamente la preparación profesional y el nivel cultural y técnico de los trabajadores, el estimular su iniciativa creadora con vistas al perfeccionamiento de la producción, el difundir las formas comunistas de trabajo, el perfeccionar las formas de dirección de la economía. La U.R.S.S. ha superado sensiblemente a los países capitalistas por los ritmos de elevación de la productividad del trabajo. Por el nivel de dicha productividad ha superado a los países capitalistas más importantes de Europa y ha reducido en gran medida la distancia que la separaba del nivel de la productividad del trabajo en los Estados Unidos. El gran programa de la edificación comunista en la U.R.S.S. prevé un nuevo salto en el aumento de la productividad del trabajo: en la industria, se elevará de 4 a 4,5 veces en 1980; en la agricultura, de 5 a 6 veces. Semejante aumento de la productividad del trabajo asegura elevados y firmes ritmos de crecimiento de la producción social y constituye la base para crear en un próximo futuro la abundancia de bienes materiales.
LEY DE LA FERTILIDAD DECRECIENTE DEL SUELO:
La teoría burguesa reaccionaria; sus propagadores afirman que cada inversión suplementaria de capital en la tierra proporciona un efecto inferior al de la inversión precedente y que alcanzado determinado limite resulta imposible obtener ningún nuevo efecto. Los economistas burgueses utilizan esta "ley" para sostener que la tierra está superpoblada y que es imposible alimentar a la población -en aumento-, para justificar la desocupación y la miseria en la sociedad capitalista. El error fundamental de quienes sustentan la "ley de la fertilidad decreciente del suelo" estriba en tener sólo en cuenta la fertilidad natural del suelo, que consideran invariable. Ahora bien, no se debe examinar dicha fertilidad al margen del progreso de la agronomía, de la zootecnia y de la agroquímica, al margen del incremento de la mecanización y de la automatización de la producción, de la aplicación de métodos progresivos para cultivar la tierra, etc. El progreso técnico agrícola se refleja en que la población rural disminuye a la vez que se eleva la producción de artículos del campo, en que disminuyen los gastos de trabajo por unidad de producto obtenido, en que se obtienen mejores cosechas gracias a la aplicación de productos químicos y de nuevos procedimientos agrotécnicos, en que se aprovechan tierras en zonas donde antes se consideraba inconcebible que pudieran crecer plantas útiles. Los clásicos del marxismo-leninismo han desenmascarado por completo cuanto tiene de ficticio la "ley de la fertilidad decreciente del suelo". Marx y Lenin han demostrado que la fertilidad del suelo se modifica constantemente debido no sólo a las condiciones naturales, sino, además, a las condiciones económico - sociales que, a su vez, determinan el carácter del desarrollo de la ciencia y la aplicación de sus resultados en la agricultura
LEY DE LA TENDENCIA DECRECIENTE DE LA CUOTA DE GANANCIA:
La ley económica según la cual a cuota media de ganancia tiende a disminuir a medida que el capitalismo se desarrolla. Las causas que dan origen al descenso de la cuota de ganancia son el crecimiento de la composición orgánica del capital (ver) y el retardo de la rotación del capital (ver). El afán de obtener elevadas ganancias obliga a los capitalistas a aumentar la productividad del trabajo introduciendo mejoras técnicas, nuevas máquinas e instalaciones. De este modo se eleva la composición técnica y orgánica del capital, lo que conduce al descenso de la cuota general de ganancia. Esta cuota no disminuye en la proporción en que se eleva la composición orgánica del capital social, y a veces no se reduce en absoluto. Son varios los factores que debilitan y paralizan la acción de dicha ley, confiriéndole un mero carácter de tendencia. Contrarrestan el descenso de la cuota de ganancia: el aumento del grado de explotación de los obreros, la disminución de los salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo, la reducción del valor de los medios de producción gracias al aumento de la productividad del trabajo lo que retarda el crecimiento de la composición orgánica del capital; la economía en capital constante obtenida por los capitalistas a costa de la salud y de la vida de los obreros; el intercambio no equivalente en el comercio exterior. La ley de la tendencia decreciente de la cuota de ganancia lleva a una agravación de las contradicciones del capitalismo. Para obtener ganancias máximas los capitalistas intensifican la explotación del proletariado y ello hace que cobre mayor agudeza la contradicción antagónica entre el proletariado y la burguesía. En su afán de compensar el descenso de la cuota de ganancia aumentando las ganancias globales, los capitalistas amplían el volumen de la producción rebasando en mucho los límites de la demanda solvente, con lo que se ahondan las crisis económicas de superproducción. También se encona la pugna en el seno de la clase capitalista por la distribución de la masa general de ganancias. En pos de una ganancia más elevada, los capitalistas procuran invertir sus capitales en países poco desarrollados, donde la cuota de ganancia es superior. La explotación de los trabajadores de los países poco desarrollados y coloniales agudiza las contradicciones entre los países industriales avanzados y los de poco desarrollo en el aspecto económico. La ley de la tendencia decreciente de la cuota media de ganancia pone al descubierto la contradicción interna, la limitación histórica y el carácter transitorio del modo capitalista de producción, convertido en obstáculo para el libre desenvolvimiento de las fuerzas productivas
LEY DEL DESARROLLO PLANIFICADO DE LA ECONOMÍA NACIONAL:
La ley económica del modo comunista de producción; expresa la necesidad objetiva de organizar do manera planificada toda la economía nacional, es decir, de regular de manera consciente y planificada la producción socialista y comunista a escala de toda la economía, de sus ramas y de sus empresas. El establecimiento de la propiedad social sobre los medios de producción crea las condiciones necesarias para el desarrollo planificado y proporcional de toda la economía del país, la convierte en un todo único, como corresponde al carácter social de las fuerzas productivas. El Estado socialista, con el fin de elevar el bienestar de todos los miembros de la sociedad y satisfacer cada vez más plenamente sus necesidades materiales y culturales, regula conscientemente el proceso único de la reproducción social, distribuye en todo el país los recursos materiales y de trabajo entre las diversas esferas de actividad y entre las diversas ramas de la economía. Semejante distribución de recursos que asegura el establecimiento de relaciones óptimas -las más favorables para la sociedad- entre los diversos tipos de actividad económica, significa que se asegura el desarrollo proporcional de la economía socialista (ver). Para que la economía nacional se desarrolle de manera proporcional, es necesario que se establezca una concordancia entre todas las partes y todos los sectores de la producción social y no sólo en el espacio (proporcionalidad entre las ramas en un momento dado, distribución proporcional de la producción por el territorio del país en la etapa dada de su desarrollo, etc.), sino, además, en el tiempo (proporcionalidad entre la producción y los subsiguientes distribución y cambio, entre la acumulación y la subsiguiente ampliación de la producción, proporcionalidad entre los ritmos de desarrollo de las ramas de la economía relacionadas entre si, de las regiones económicas, etc.). Por este motivo no es posible desenvolver proporcionalmente la economía nacional sin que la sociedad determine el programo de su avance económico para un plazo mas o menos largo, sin un plan único general de toda la economía del país establecido con cierta perspectiva. No es posible trabajar sin tener un plan calculado para un largo período y con vistas a un serio éxito" (V. I. Lenin). Este plan se concreta mediante la planificación de perspectiva (ver) y la planificación corriente (ver), así como mediante los planes de las diversas ramas y de las regiones económicas. Cada etapa singular en el desenvolvimiento planificado de la economía socialista- y en cada etapa se incluye tanto la elaboración del plan como su cumplimiento- se basa en el aprovechamiento de la ley del desarrollo planificado de la economía nacional. La planificación del desarrollo económico permite a la sociedad utilizar de la manera más racional posible los recursos de mano de obra, materiales y financieros, excluye la posibilidad de las crisis económicas de superproducción, el paro forzoso y otras formas de dilapidación y destrucción de las fuerzas productivas sociales, inevitables bajo el capitalismo. La esfera de planificación en la economía nacional se va ampliando constantemente, a medida que va aumentando el dominio sobre las fuerzas de la naturaleza, a medida que se aproximan las dos formas de la propiedad socialista y se funden en la propiedad comunista única de todo el pueblo a medida que se refuerzan y profundizan los lazos económicos entre los estados del sistema mundial del socialismo (ver División socialista internacional del trabajo). El desarrollo planificado de la economía nacional constituye una de las principales ventajas del modo comunista de producción frente al capitalista, demuestra cuán enorme y positivo es el influjo de las relaciones socialistas de producción sobre el desarrollo de las fuerzas productivas sociales.
LEY DEL DESARROLLO PREFERENTE DE LA PRODUCCIÓN DE MEDIOS DE PRODUCCIÓN:
La ley económica según la cual la reproducción ampliada hace objetivamente necesario que la producción de medios de producción se desarrolle manteniendo siempre cierta ventaja respecto al desarrollo de la producción de medios de consumo. Esta ley, descubierta por Marx en lo que toca al proceso de la reproducción capitalista ampliada (ver), fue objeto de ulterior fundamentación teórica y desarrollo en los trabajos de Lenin. Analizando el proceso de la reproducción ampliada en las condiciones del proceso técnico Lenin puso de manifiesto que no sólo la primera sección en su conjunto ha de desarrollarse más rápidamente, sino que, además, dentro de ella ha de recibir un desarrollo preferente la producción de medios de producción para producir medios de producción. "Para ampliar la producción ("acumular" en el sentido categórico del término) es necesario producir al principio medios de producción y para ello se requiere por consiguiente, ampliar el sector de la producción social encargado de producirlos" (V. I. Lenin). La necesidad de que se desarrollen con preferencia los medios de producción se deriva de que para ampliar la producción, para que se incremente el producto social en su conjunto, incluidos los bienes de consumo, hace falta ante todo producir instrumentos y objetos de trabajo, o sea, medios de producción. El desarrollo preferente de dichos medios determina los cambios progresivos en la estructura de la economía, los ritmos del progreso de la técnica y, como consecuencia, el nivel de la productividad del trabajo social. Bajo el capitalismo, la acción de la ley hace que se agudice la contradicción entre la producción y el consumo. Las limitadas posibilidades de consumo de las masas trabajadoras llegan a obstaculizar también, en última término, el aumento de la producción de medios de producción. La ley del desarrollo preferente de los medios de producción, bajo el capitalismo, actúa de manera espontánea. El carácter cíclico de la producción capitalista hace que el crecimiento de la producción de la primera sección en el período de auge vaya seguido de un brusco descenso en el período de crisis económica. Bajo el socialismo, la sociedad utiliza conscientemente la ley del desarrollo preferente de la producción de medios de producción para lograr una reproducción socialista ampliada (ver) ininterrumpida y de ritmos elevados. El desarrollo preferente de los medios de producción sirve de base para fortalecer la potencia económica del país, para reforzar su capacidad defensiva y para elevar incesantemente el bienestar del pueblo. Bajo el socialismo, la acción de esta ley se halla indisolublemente vinculada a la acción de la ley del desarrollo planificado de la economía nacional (ver). La necesidad del desarrollo preferente de los medios de producción se tiene en cuenta en los planes económicos del país al establecer las proporciones concretas entre la industria y la agricultura, entre las diversas producciones dentro de dichas ramas, etc. La correlación concreta entre los ritmos de crecimiento de los medios de producción y los ritmos de crecimiento de los bienes de consumo se determina en función de las condiciones históricas concretas y de los problemas de la economía nacional que se han de resolver en el período dado. Por consiguiente, las proporciones entre las dos secciones de la producción social no son invariables, constantes, sino móviles. En la actualidad, gracias a los éxitos alcanzados en la industria pesada, se ha creado la base para el desarrollo todavía más acelerado de ambas secciones manteniendo el desarrollo preferente de la producción de medios de producción. Así, mientras que en el período de los planes quinquenales de preguerra (1929-1940), el ritmo medio anual de incremento de la producción de la sección "A" en la industria superaba al incremento de los bienes de consumo en 1,7 veces, después de 1953 este índice era ya de 1,2 veces, y se señala una ulterior aproximación de ritmos en una perspectiva próxima.
LEY DEL VALOR:
La ley económica de la producción mercantil, ley del intercambio equivalente de mercancías de modo que la producción y el cambio de las mismas se efectúan a tenor del trabajo socialmente necesaria invertido en ellas. En la economía mercantil basada en la propiedad privada, la ley del valor regula espontáneamente la distribución de los medios de producción y de trabajo entre las distintas ramas de la economía nacional. En el régimen de la producción capitalista simple de mercancías, dicha ley actúa bajo el imperio de la lucha competitiva y la anarquía de la producción, a través del mecanismo de la desviación de los precios respecto al valor. La ley del valor, "en las proporciones fortuitas y sin cesar oscilantes de cambio de sus productos, se impone siempre como ley natural reguladora, al modo como se impone la ley de la gravedad cuando se le cae a uno la casa encima" (C. Marx). Las fluctuaciones espontáneas de los precios en torno al valor obligan a los productores de mercancías a aumentar o reducir la producción de tales o cuales mercancías, a orientarse hacia las ramas en que los precios de las mercancías bajo el influjo de la demanda creciente, son superiores al valor, y a abandonar las ramas en que los precios de las mercancías, a consecuencia del descenso de la demanda, son inferiores al mismo. La acción espontánea de la ley del valor condiciono el desarrollo de las fuerzas productivas, el perfeccionamiento de la producción. Quien produce mercancías cuyo valor individual supere al valor social, al venderlas no cubre los gastos y se arruina. Quien aplica nuevas técnicas y en la producción de la mercancía invierte menos trabajo en comparación con los gastos socialmente necesarios se enriquece. Ello incita a los otros productores de mercancías a elevar el rendimiento del trabajo mediante nuevos procedimientos técnicos, organizando mejor la producción y reduciendo los costos. De tal modo, la ley del valor actúe acentuando la desigualdad económica y la lucha competitiva entre los productores de mercancías, conduce a su diferenciación en capas. La mayor parte de ellos se arruinan y van a engrosar las filas de los obreros asalariados; una minoría, se enriquecen, aumentan el volumen de la producción y se convierten en capitalistas. Por la acción de la ley del valor, la economía mercantil simple se transforma en economía mercantil capitalista. En la producción mercantil capitalista desarrollada, la ley del valor se manifiesta bajo la forma de la cuota media (general) de ganancia (ver), del precio de producción (ver). Bajo el imperialismo, la acción de la ley del valor se hace más compleja y se intensifica su fuerza destructora a consecuencia del dominio de los monopolios, de la aparición del precio de monopolio (ver) y de la elevada ganancia monopolista (ver). Como quiera que en la sociedad socialista existe la producción mercantil, la ley del valor actúa. Ahora bien, bajo el socialismo, el Estado utiliza esta ley, lo mismo que cualquier otra ley económica, conscientemente y de manera planificada con vistas a la edificación del comunismo. El Estado socialista, conociendo la ley del valor, fija conscientemente los precios de las mercancías partiendo de las inversiones de trabajo socialmente necesarias para producirlas. En la Unión Soviética los precios planificados se establecen sobre artículos que constituyen poco más o menos el 95% de la circulación de mercancías al por menor y sobre todos los artículos comercializados al por mayor. No hay más excepción que la de los precios sobre los productos del mercado koljosiano. Ahora bien, también sobre estos precios ejerce una influencia decisiva el comercio estatal y de las cooperativas. El contar con la acción de la ley del valor permite establecer una acertada correlación de precios entre las diversas mercancías, desenvolver con mayor eficiencia la producción, elevar el nivel de vida de los trabajadores. El Estado socialista, utilizando el mecanismo de los precios, puede influir activamente sobre la actividad económica de las empresas, sobre sus inversiones individuales de trabajo. Los precios de las mercancías pueden apartarse del valor de las mismas, a criterio del Estado. En esto se revela, en parte, el uso de la ley del valor. Estableciendo precios que se apartan del valor, el Estado influye sobre las inversiones individuales con el fin de reducirlas, redistribuye recursos entre las distintas ramas de la economía nacional. Constituye un método importantísimo de la utilización planificada de la ley del valor en la sociedad socialista, el cálculo económico (ver). El papel de la ley del valor se eleva, en gran manera, sobre todo, en el período de la transición gradual al comunismo. El aprovechamiento acertado de la ley del valor y de las categorías monetario- mercantiles con ella relacionadas, (precio, precio de costo, ganancia, etc.) acelera en buena medida el desarrollo de la sociedad. El conocimiento a fondo de la ley del valor y su acertada utilización permiten a la sociedad socialista alcanzar resultados económicos máximos con inversiones sociales mínimas de trabajo. Cuando la sociedad pase a la propiedad comunista única y a la distribución según las necesidades, las relaciones monetario-mercantiles, y con ellas la ley del valor, perderán su vigencia económica y se extinguirán
LEY ECONÓMICA FUNDAMENTAL DEL CAPITALISMO:
La ley descubierta por Marx, de la producción y apropiación de la plusvalía; refleja la relación principal del modo capitalista de producción, a saber: la de explotación del trabajo asalariado por parte del capital. El fin inmediato de la producción capitalista estriba en crear plusvalía para que de ella se apropien los capitalistas. "La finalidad constante de la producción capitalista consiste en crear el máximo de plusvalía o de plusproducto con el mínimo de capital desembolsado" (C. Marx). La ley económica fundamental del capitalismo expresa la sed insaciable que tienen los capitalistas de trabajo obrero no remunerado, su afán de aumentar la plusvalía pone de manifiesto cuál es el motivo propulsor, el estímulo del crecimiento de la producción capitalista. Marx indicaba que la producción de plusvalía o de ganancia constituye una ley absoluta del modo capitalista de producción. Los medios para alcanzar la finalidad de la producción capitalista son: ampliarla e intensificar la explotación del proletariado, empeorar la situación de este último, arruinar a la masa de los pequeños productores, subyugar y expoliar a los pueblos de otros países. La plusvalía se eleva de dos maneras, a las que se recurre para intensificar el grado de explotación de la clase obrera produciendo plusvalía absoluta (ver) y produciendo plusvalía relativa (ver). La ley de la plusvalía como ley económica fundamental del capitalismo, mantiene su vigencia a lo largo de todo el desarrollo del capitalismo. Ahora bien en las diversas fases del desarrollo capitalista, dicha ley se manifiesta de manera distinta. En la época del capitalismo premonopolista, la ley de la plusvalía actuaba como ley de la ganancia media (general) y de la ganancia extraordinaria. Cuando ya en el imperialismo, domina el capital monopolista, la forma mas importante en que se manifiesta y desarrolla la ley económica fundamental del capitalismo es la de elevada ganancia monopolista (ver), descubierta por Lenin. La acción de la ley de la plusvalía hace que se acentúe la anarquía de la producción capitalista, que se agudice la lucha competitiva, que empeore la situación de las masas trabajadoras, que se agrave la contradicción entre el trabajo y el capital. La acción objetiva de esta ley del capitalismo hace más profunda y acerba la contradicción fundamental del régimen capitalista, lleva inevitablemente a la sustitución revolucionaria de este régimen por el modo socialista de producción.
LEY ECONÓMICA FUNDAMENTAL DEL SOCIALISMO:
La ley económica del movimiento de la producción socialista. El contenido de la ley económica fundamental del socialismo consiste en satisfacer de manera cada vez más plena las crecientes necesidades materiales y culturales del pueblo por medio del desarrollo y del perfeccionamiento incesante de la producción social. Estos rasgos de la ley económica fundamental del socialismo muestran que tal ley expresa el fin de la producción socialista y los medios de alcanzarlo, fin y medios objetivamente condicionados. De ahí que tal ley posea un significado determinante en el desarrollo de la economía socialista, exprese la esencia de este desarrollo sus diferencias y ventajas radicales frente al modo capitalista de producción. La ley económica fundamental del socialismo surge y actúa sobre la base de la propiedad social de los medios de producción y de las correspondientes relaciones socialistas de producción. Cuando los medios de producción pasan a ser propiedad social y se suprimen las clases explotadoras, se liquida la base sobre la que actúa la ley económica fundamental del capitalismo (ver) y entra en acción la ley económica fundamental del socialismo. La producción basada en la propiedad social adquiere un fin por principio distinto del que posee bajo el capitalismo. En vez de servir para producir ganancias y enriquecer a las clases explotadoras empieza a servir para satisfacer las necesidades de los propios trabajadores. Definiendo el fin de la producción socialista Lenin dijo en un discurso que pronunció en el I Congreso de Consejos de la Economía Nacional en 1918: "Únicamente el socialismo permitirá extender ampliamente, y subordinar de verdad la producción social y la distribución de los productos partiendo de consideraciones científicas acerca de cómo hacer fácil en grado máximo la vida de todos los trabajadores y, lograr que les proporcione la posibilidad de bienestar". La ley económica fundamental determina la unidad orgánica del fin de la producción con los medios para alcanzarlo. La elevación incesante del bienestar del pueblo se halla indisolublemente vinculada al nivel de las fuerzas productivas, depende del grado de desarrollo de la economía, del nivel de la técnica y de la perfección con que esté organizada la producción social, factores todos ellos que determinan el volumen de los bienes materiales y culturales que la sociedad produce. La propiedad social, el carácter planificado del desarrollo de la producción y el interés personal de quienes producen los bienes materiales - los trabajadores - por los resultados del trabajo, todo ello asegura el crecimiento incesante y rápido de la producción. Bajo el socialismo el aumento del bienestar del pueblo se halla en dependencia directa de los ritmos de crecimiento de la producción y de la productividad del trabajo social. El que la economía socialista crezca y se perfeccione no sólo permite satisfacer de manera cada vez más completa las necesidades de la sociedad, sino que hace, además, que se amplíen éstas y aparezcan otras, lo cual, a su vez, estimula el ulterior avance de la producción en amplitud y perfeccionamiento. Por lo tanto, el socialismo no conoce la contradicción antagónica, inherente al capitalismo entre la producción y el consumo. Las contradicciones que surgen bajo el socialismo entre las necesidades siempre crecientes de la sociedad y el nivel de las fuerzas productivas alcanzado en cada momento dado se resuelven de manera planificada ampliando y perfeccionando correspondientemente la producción. En su política económica, el Estado socialista, teniendo en cuenta las exigencias de la ley económica fundamental del socialismo y utilizándolas con conocimiento de causa, obra de modo que asegura la manifestación más plena de esta ley. Ello se traduce en el establecimiento de relaciones acertadas entre la acumulación y el consumo, en el desarrollo preferente de la producción de medios de producción, en el cálculo de las proporciones óptimas en la economía nacional, en la aplicación de medidas que aseguren el perfeccionamiento de la técnica y de la organización del trabajo productivo etc. La ley económica fundamental del socialismo, a diferencia de otras leyes económicas, determina la dirección principal de la economía socialista, todo el proceso de la reproducción socialista ampliada (ver): producción, distribución, circulación y consumo. Por esto desempeña una función rectora en todo el sistema de las leyes económicas del socialismo. La ley económica fundamental del socialismo posee un significado determinante en el avance de la sociedad socialista por el camino del comunismo. La construcción de la base material técnica del comunismo (ver) implicará alcanzar un nivel de producción tan elevado que proporcionará la abundancia de medios de vida y creará las condiciones para el paso a la distribución según las necesidades. El crecimiento incesante de la producción social, así como su perfeccionamiento y la satisfacción constante de las crecientes necesidades del hombre desarrollado en todos sentidos seguirá siendo una ley fundamental del modo comunista de producción (ver).
LEYES ECONÓMICAS:
Las leyes que rigen la producción, la distribución, el cambio y el consumo de los bienes materiales en los diferentes estadios de desarrollo de la sociedad humana. Expresan los nexos y relaciones más esenciales, estables, causalmente condicionados entre los fenómenos y los procesos de la vida económica de la sociedad. Las leyes económicas, como las de la naturaleza, poseen carácter objetivo, es decir expresan nexos y relaciones independientes de la voluntad y de la conciencia de los hombres. Surgen y actúan sobre la base de determinadas condiciones económicas, se modifican a la vez que se modifican las condiciones indicadas y desaparecen cuando éstas se eliminan. El hombre no puede crear, cambiar o abolir las leyes económicas, pero puede descubrirlas, conocerlas y utilizarlas en provecho de la sociedad. Utilizar las leyes económicas significa concordar la acción humana con las exigencias de dichas leyes. Las leyes económicas se diferencian de las leyes de la naturaleza por el hecho de que, como todas las leyes del desarrollo social, no existen al margen de la actividad productivo-social de los hombres y se manifiestan sólo a través de la misma. De ahí que en las sociedades divididas en clases, el descubrimiento y la utilización de las leyes económicas siempre tienen un fondo clasista. Con el cambio de las condiciones materiales de vida de la sociedad, al ser sustituidas unas relaciones de producción por otras, pierden su vigencia muchas leyes económicas viejas y surgen otras, nuevas. Por la duración de su vigencia, se distinguen: 1) las leyes económicas generales que rigen en todas las formaciones (por ejemplo, la ley de la correspondencia entre las relaciones de producción y el carácter de las fuerzas productivas); 2) las leyes especificas, inherentes tan sólo a un modo de producción dado, que pierden su fuerza al desaparecer dicho modo de producción (por ejemplo, la ley de la plusvalía, que actúa en las condiciones del capitalismo); 3) las leyes económicas que no rigen en todas las formaciones económicas, sino en algunas formaciones (por ejemplo, la ley del valor), así como varias leyes inherentes a una fase de la formación (por ejemplo, la ley de la distribución con arreglo al trabajo en la fase socialista, y la ley de la distribución según las necesidades en la fase comunista). Cada ley económica específica expresa un determinado rasgo o aspecto de las relaciones de producción. Y como quiera que todos los aspectos de las relaciones de producción de la sociedad se hallan indisolublemente ligados entre sí, las leyes económicas de cada formación se encuentran en íntima conexión recíproca en un sistema determinado. Los rasgos más esenciales de un nodo de producción dado, su principal relación de producción, expresan la ley económica fundamental. En todas las sociedades de clase presocialistas, las layes económicas actúan espontáneamente cual fuerza externa y ajena, desconocida del hombre, lo que se explica por la existencia de la propiedad privada sobre los medios de producción y el aislamiento de los productores. Dada la anarquía de la producción social, los hombres, en este caso, son impotentes para controlar las consecuencias sociales de sus actos; el conocimiento y, sobre todo, la utilización de las leyes económicas son extraordinariamente limitados. El aprovechamiento consciente de las leyes en interés de toda la sociedad sólo empieza bajo el socialismo, cuando, en virtud del dominio de la propiedad socialista sobre los medios de producción se asegura la organización planificada de toda la producción social. Los partidos comunistas y obreros de los países socialistas y sus organismos estatales tienen en cuenta y utilizan la leyes económicas en su política económica y en su actividad económico - organizadora.
LEY GENERAL DE LA ACUMULACIÓN CAPITALISTA:
La ley económica de la sociedad capitalista; según esta ley, cuanto mayores sean la riqueza social, el capital en funciones, el volumen y la intensidad de su incremento, y también, por tanto, la magnitud absoluta del proletariado y la capacidad productiva de su trabajo, tanto mayores serán la superpoblación relativa (ver) y el grado de explotación de la clase obrera. La acumulación de riquezas en un polo de la sociedad burguesa lleva a que en el otro polo se acumulen la desocupación y la miseria, lo que se manifiesta en la depauperación relativa y a veces, en la depauperación absoluta del proletariado (ver). Estas consecuencias del proceso de acumulación del capital son un resultado inevitable del incremento de la productividad del trabajo en el régimen capitalista, dado que al aumentar dicha productividad, una masa relativamente menor de trabajo vivo acciona una cantidad cada vez mayor de medios de producción, en los que se halla plasmado el trabajo pasado, materializado. Ello se manifiesta, a su vez, en el constante aumento de la composición orgánica del capital (ver) a medida que el capitalismo va desarrollándose. Como el rendimiento del trabajo y la composición orgánica del capital crecen más rápidamente que la masa de población ocupada en la producción, la producción capitalista, aunque eleva la demanda de fuerza de trabajo en cifras absolutas la necesita cada vez en menor cantidad en un sentido relativo, con lo que aumenta la desocupación. Así, por ejemplo, en 50 años (desde 1869 hasta 1919) el valor del capital invertido en la industria de los Estados Unidos aumentó en 23 veces, la producción se elevó en 13 veces, mientras que la cantidad de obreros ocupados se incrementó únicamente en 4 veces. Con su trabajo, el proletariado acrecienta el capital, y cuanto más elevado es el grado de explotación, tanto mayor es el número de obreros que son expulsados de las empresas. En la actualidad, el proceso de la concentración capitalista se intensifica en proporciones nunca vistas, aumentan las ganancias y las superganancias de los monopolios. Valiéndose de nuevas formas, sobre todo haciendo más intenso el trabajo, el capital monopolista ha aumentado en enormes proporciones la explotación de la clase obrera. Bajo el capitalismo, la automatización y "racionalización" de la producción acarrea nuevas calamidades a los trabajadores. Como es lógico, la ley general de la acumulación capitalista hace que se agraven las contradicciones de clase de la sociedad burguesa y que se agudice la lucha de clases del proletariado. De ello tenemos una prueba en el incremento de las huelgas económicas y políticas en los países capitalistas. La clase obrera, luchando tenazmente en pro de sus intereses básicos, pugna por satisfacer varias de sus reivindicaciones vitales. No obstante, en muchos países capitalistas, sobre todo en los débilmente desarrollados, el nivel de vida de los trabajadores como antes, sigue siendo bajo. La acción de la ley general de la acumulación capitalista pone de manifiesto las limitaciones inherentes al modo capitalista de producción, así como la necesidad de que este régimen sea sustituido por otro más progresivo: el comunista.
LEY SOCIALISTA DE LA POBLACIÓN:
La ley económica del socialismo según la cual se aseguran la ocupación completa y el empleo racional de toda la población apta para el trabajo en uno labor socialmente útil, el incesante aumento del nivel de vida material y cultural de las masas populares y el incremento natural y sin obstáculos de la población. En el régimen socialista no existe ni puede existir la superpoblación relativa (ver). El asignar de manera constante y planificada una parte del plusproducto a los fines de la acumulación hace que continúe ampliándose la producción, y ello permite elevar el grado en que se satisfacen las crecientes necesidades de la población, asegurar altos ritmos de crecimiento del número de trabajadores en la economía nacional. Utilizar racionalmente a la población presupone redistribuir la fuerza de trabajo de manera acertada y económicamente justificada entre las empresas, las ramas y los distritos económicos. El progreso técnico, la mecanización compleja y la automatización hacen más llevadero el trabajo de millones de personas y modifican de manera radical el carácter del mismo, elevan la productividad del trabajo contribuyen a que el nivel de vida de las masas del pueblo se eleve, permiten reducir la duración de la jornada de trabajo y eliminar las diferencias esenciales entre el trabajo intelectual y el trabajo físico. Elevar la productividad del trabajo en la esfera de la producción material conduce a cambios estructurales en la distribución de la mano de obra, en las ramas de la economía, entre las esferas productiva y no productiva; en el interior de la producción material, entre la industria y la agricultura; en el interior de la industria, de la agricultura y de las empresas. En consonancia con los principios socialistas sobre el emplazamiento de las fuerzas productivas en las diferentes zonas del país, se levantan nuevas ciudades y centros industriales, lo cual contribuye, asimismo, a que se utilicen de manera más eficiente los recursos de trabajo. La reproducción socialista ampliada asegura el incremento de los recursos laborales, la preparación planificada del personal, una mejor organización del trabajo, todo lo cual presupone una preocupación constante por el desarrollo físico y espiritual de los trabajadores, por la protección de la maternidad y de la infancia, por la educación de las nuevas generaciones, por crear condiciones favorables al crecimiento natural de la población. Con estos cuidados, el Estado socialista crea las condiciones más favorables para la reproducción ampliada de la fuerza productiva más importante: el hombre.
TEORIAS:
TEORÍA DE LA "DISPERSIÓN DE LA PROPIEDAD: es una de las teorías apologéticas de la actual economía política burguesa ampliamente propagada en los Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Japón, Suecia y otros países capitalistas; afirma que la propiedad de las sociedades anónimas (ver) no es patrimonio de un grupo reducido de capitalistas-accionistas, sino de amplias masas de trabajadores en primer lugar de los obreros y empleados de las sociedades anónimas. A despecho de los procesos reales característicos del capitalismo monopolista contemporáneo, se infieren conclusiones acerca de la "descentralización de la propiedad", de su dispersión en manos de un número creciente de pequeños accionistas y acerca de la denominada "democratización del capital" (ver). El capital monopolista recurre con frecuencia a la emisión de pequeñas acciones que se distribuyen entre cierta parte de obreros y empleados. Con ello, los monopolistas no se guían por consideraciones filantrópicas, sino por su afán de ganancias, por su deseo de poner al servicio de sus intereses los recursos de la población. Esta política posee un carácter francamente expoliador pues no bien empiezan a fluctuar las cotizaciones, los dueños de pequeñas acciones sin fuerzas para enfrentarse con la acción espontánea del mercado capitalista, se ven obligados a vender sus acciones a precios reducidos. Los monopolios obtienen un doble beneficio: como vendedores y como compradores de las acciones. Según datos oficiales de la estadística norteamericana durante los últimos 20 años, el número de accionistas individuales de los Estados Unidos, incluyendo los pequeños poseedores de una o dos acciones, se ha mantenido en el mismo nivel. Al mismo tiempo crece de año en año, sin cesar, el número de acciones en manos de un reducido grupo de grandes accionistas capitalistas y de las personas que constituyen la cúspide de la dirección y administración de las asociaciones monopolistas. El auténtico sentido de la teoría concerniente a la "dispersión de la propiedad" estriba en que, para enmascarar la concentración gigantesca de capitales en manos de un reducido grupo de personas que componen la actual oligarquía financiera, entre las masas de trabajadores de los países capitalistas se siembran ilusiones acerca de la posibilidad de poseer conjuntamente la propiedad bajo el capitalismo, y acerca de la necesidad de la colaboración de clases, se aparta a los trabajadores de la lucha revolucionaria por sus intereses radicales.
TEORÍA DE LA "REVOLUCIÓN DE LOS GERENTES" - o "revolución de los managers"-: una de las teorías burguesas actuales llamada a demostrar que el capitalismo moderno ha cambiado radicalmente de esencia y se convierte en "capitalismo popular". El primero en formular esta teoría fue el sociólogo norteamericano J. Burnham, antes de la guerra. Según ella, en las empresas capitalistas actuales formadas por sociedades anónimas, el poder está totalmente concentrado en manos de los directores -managers- y de los altos empleados de las corporaciones, - unos y otros independientes de los accionistas. Dado que las corporaciones capitalistas poseen una influencia política y económica gigantesca en la sociedad burguesa, sus gerentes -los managers- poseen asimismo un similar peso político y económico en la sociedad. A consecuencia del denominado "papel benéfico del Estado capitalista" el poder de los gerentes está limitado, y éstos se ven obligados a obrar en interés de toda la sociedad. Esta teoría asigna conscientemente a la clase de los capitalistas una función subordinada, recibir dividendos y renunciar al control real de la propiedad capitalista. La teoría de la "revolución de los gerentes" se basa, en parte, en algunas particularidades del capitalismo monopolista. Mientras que en el período del capitalismo premonopolista, el capitalista podía actuar al mismo tiempo como dueño y como administrador de las empresas y, a veces, como cajero propio, en la época actual, dadas las dimensiones colosales de los monopolios capitalistas, la dirección y administración de tales empresas exige una enorme plantilla de empleados con adecuada preparación profesional. Sin embargo, a despecho de las falsas afirmaciones de los partidarios de la teoría de la "revolución de los gerentes", la plenitud del poder en los actuales monopolios industriales, así como en la vida social y económica de los países capitalistas, se ha encontrado y sigue encontrándose por entero en manos de la gran burguesía monopolista. La teoría indicada presenta intencionadamente bajo un aspecto tergiversado el proceso de concentración del capital en las condiciones del moderno capitalismo monopolista, tiene como fin disimular el ilimitado dominio de la oligarquía financiera en las grandes corporaciones monopolistas.
TEORÍA DE LA "REVOLUCIÓN EN LOS INGRESOS": es una de las teorías de la actual economía política burguesa; según esta teoría, en varios países capitalistas desarrollados se ha producido un cambio radical en la distribución de los ingresos mediante la redistribución de la renta nacional en favor de las capas de la población peor remuneradas, sobre todo los obreros y empleados, se han reducido las ganancias de los capitalistas, han desaparecido las diferencias entre la burguesía y los trabajadores y se ha constituido -afirman- una sola "clase media". En realidad, el capitalismo moderno presenta un abismo nunca visto antes en la situación económica de las clases: una concentración de colosales riquezas en manos de unos pocos, por una parte, y la miseria, la necesidad extremada entre millones de trabajadores por otra parte. En el año 1955, cerca de un 7 % de las familias de los Estados Unidos recibieron el 65 % de todos los ingresos, y al 93 % de las familias restantes les correspondió el 35%. Por otra parte, el número de familias con ingresos mínimos aumenta sin cesar. En Inglaterra, según datos oficiales, el 1 % de la población ha concentrado en sus manos el 50 % de toda la riqueza nacional. Esta desigualdad de bienes se completa con el crecimiento constante del costo de la vida, con el descenso del salario real de la clase obrera, con un paro forzoso crónico, con el aumento de la deuda en el crédito de consumo y con el aumento de la explotación de los trabajadores. La teoría de la "revolución en los ingresos" constituye una falaz invención de los ideólogos de la burguesía monopolista con el fin de perpetuar el dominio del capital monopolista, dar un fundamento al mito sobre la liquidación de la pobreza y la miseria, sembrar, entre los trabajadores de los países capitalistas, la ilusión de que se borran las diferencies entre el obrero y el capitalista, propagar la política de la colaboración de clases.
TEORÍA DEL "CAPITALISMO POPULAR": teoría burguesa abiertamente apologética sobre la presunta transformación del actual capitalismo monopolista de Estado en un nuevo régimen social en el que desaparecen las clases y las contradicciones de clase, se "democratiza el capital" y se "nivelan los ingresos", se eliminan las crisis económicas, y el Estado capitalista se convierte en un "Estado, del bienestar general". Esta teoría alcanzó especial difusión a comienzos de la década de 1950-1960 en los países en que las masas trabajadoras sufren la opresión más dura de los monopolios, son objeto de los golpes más tremendos de la reacción política, y donde los ideólogos de la burguesía, sintiendo la relativa firmeza de sus posiciones, actúan como francos defensores del sistema capitalista. Mediante la descarada falsificación de los datos estadísticos y a pesar de todos los hechos de la realidad capitalista, los apologistas del "capitalismo popular" afirman que lo característico del capitalismo moderno consiste en una "transformación" profunda, en la eliminación de los límites y diferencias de clase entre los miembros de la sociedad, en la desaparición de los "antagonismos de clase" entre el obrero y el capitalista, en la existencia de la "unidad" y "armonía" de clases. Los actuales economistas burgueses presentan tres teorías para fundamentar sus afirmaciones. Dichas teorías son: 1) la "teoría de la dispersión" (dilución) de la propiedad, según la cual la aparición de un gran número de poseedores de pequeñas acciones ha dado origen a la "democratización del capital"; 2) la teoría de la "revolución de los gerentes", según la cual la clase de los capitalistas como poseedores absolutos de las empresas históricamente ha abandonado la escena y ha cedido su lugar a los empleados profesionales, a los "directores-managers"; 3) la teoría de la "revolución en los ingresos"; sus partidarios afirman que, en las condicionas del capitalismo actual, en la segunda mitad del siglo XX, ha tenido lugar una redistribución radical de los ingresos entre todos los grupos de la población han desaparecido los pobres y los ricos, y la sociedad se ha convertido en una "clase media" única y monolítica. En realidad, sin embargo, la existencia de cierta cantidad de pequeñas acciones en manos de la población de los países capitalistas la aparición de un enorme ejército de empleados en las corporaciones financiero- industriales y algunas conquistas sociales que la clase obrera obtiene como resultado de su tenaz lucha de clase, no significan ni mucho menos la "transformación del capitalismo" ni su conversión en "capitalismo democrático" o "popular". La verdad es que la teoría del "capitalismo popular" constituye una tentativa desembozada de los defensores del capital monopolista encaminada a justificar y embellecer el régimen capitalista, que se ha desacreditado, y a mantener entre millones de trabajadores de los países capitalistas, la fe en la inmutabilidad y el democratismo del sistema capitalista. Esta teoría tiene también por objetivo velar la esencia explotadora del capitalismo, cimentar el mito de que se han eliminado las contradicciones del viejo capitalismo y se ha acabado con la pobreza y la miseria, la lucha de clases y las crisis. La propaganda de la teoría del "capitalismo popular" es un testimonio de que sigue ahondándose la crisis del imperialismo actual, cuyos ideólogos ante los indiscutibles éxitos del socialismo, se ven obligados a embellecer la maltratada fachada del edificio capitalista y cubrirla con los ropajes propagandísticos del "capitalismo popular". La realidad capitalista impugna las mendaces elucubraciones de los ideólogos burgueses y de los revisionistas.
TEORÍA DEL "ESTADO DEL BIENESTAR GENERAL": teoría ampliamente propagada por la economía política burguesa acerca de la denominada ''transformación" del capitalismo y su metamorfosis en una sociedad en que han perdido su fuerza los principales rasgos inherentes al capitalismo. Según esta teoría, en el capitalismo moderno la propiedad privada ha cedido su lugar a la propiedad social, han desaparecido las clases y, con ellas, la lucha de clases, la desigualdad de bienes, la explotación de los trabajadores, las crisis económicas, y el Estado de instrumento de dominio para la minoría poseedora, se ha convertido -afirman-, en un "instrumento de paz" y de "unidad clasista". Los predicadores del "Estado del bienestar general", en su afán de conferir a esta teoría una apariencia de verosimilitud suelen remitirse a los cambios económico-sociales que se han producido en el mundo capitalista durante los últimos 50-60 años. Se refieren a la denominada "revolución de los gerentes", que -según dicen- han sustituido a la clase de los capitalistas; a la "revolución en los ingresos", según la cual las riquezas nacionales se han redistribuido en favor de las clases desposeídas, la sociedad se ha convertido en una "clase media" única, y se ha "democratizado el capital", y habían también de otros cambios sociales. Los ideólogos del imperialismo, intentando contraponer esta teoría a los grandes ideales del comunismo, recurren sin subterfugios a la franca especulación sobre el perpetuo sueño de los trabajadores en torno a la felicidad y a la sociedad de la abundancia, declarando que el capitalismo moderno, con el dominio de la burguesía imperialista y la miseria de las masas del pueblo -caracteres que le son inherentes- es el "paraíso" de los trabajadores. El verdadero sentido de la propaganda sobre "el Estado del bienestar general" o "sociedad de la abundancia general" estriba en encubrir las lacras del capitalismo moderno, inculcar a millones de trabajadores la idea de que la ''paz de clases" es necesaria, y es innecesaria la transformación revolucionaria de la sociedad capitalista. Como se subraya en el Programa del P.C.U.S., "los defensores del régimen burgués al que denominan "Estado del bienestar general", siembran ilusiones de que el Estado capitalista se opone a los monopolios y puede lograr la armonía social y el bienestar general. No obstante, la masas populares se convencen por propia experiencia de que el Estado burgués es un dócil instrumento de los monopolios y de que el pregonado "bienestar" significa bienestar para los magnates del capital financiero, mientras que para centenares de millones de trabajadores no depara sino sufrimientos y penalidades.
TEORÍA DEL "PLENO EMPLEO": teoría económica burguesa moderna, vulgar y apologética; sus partidarios intentan "demostrar" que es posible liquidar el paro forzoso de masas y establecer el "pleno empleo" (u "ocupación plena") conservando el capitalismo. Sirven de fundamento a dicha teoría las ideas expuestas y elaboradas por el economista burgués inglés J. M. Keynes (ver). Actualmente se "desarrolla" y "completa" en los trabajos de los seguidores de Keynes: W. Beveridge (Inglaterra), A. Hansen, J. Galbraith, A. Lerner (Estados Unidos) y otros. Keynes y sus partidarios explican la existencia del paro forzoso por la insuficiente demanda de artículos para el consumo personal y para la producción, insuficiencia que provoca un descenso de la producción y lleva a un aumenta del paro forzoso. Los keynesianos no ven la causa de la insuficiencia de la demanda solvente en las relaciones de producción del capitalismo, que llevan a un empeoramiento de la situación de los trabajadores, sino en la psicología de las personas que -según ellos afirman- prefieren ahorrar sus ingresos en vez de gastarlos. Partiendo de esta idea, los partidarios de la teoría del "pleno empleo" propugnan, como medio para aumentar el empleo, el aumento de los gastos en forma de inversiones privadas y, sobre todo, estatales, así como el incremento de las compras de mercancías y servicios por parte del Estado. Los keynesianos actuales consideran los pedidos y compras del Estado (sobre todo militares) como factor de auge económico general y de incremento de la ocupación. Sin embargo, el crecimiento de las inversiones y de la producción, bajo el capitalismo, no da origen a un correspondiente aumento del empleo debido a que la acumulación capitalista va acompañada de un crecimiento de la composición orgánica del capital (ver). La parte de capital variable, en las empresas completamente automatizadas, disminuye y representa el 45 % frente al 20-25 % en las empresas de tipo corriente. El aumento de las inversiones estatales propugnado por los keynesianos se efectúa a costa del aumento de la imposición tributaria y de otras medidas que conducen a una reducción de los ingresos reales de los trabajadores, lo cual provoca una reducción de la demanda global solvente de la población, y no a un aumento de dicha demanda. Los partidarios de la teoría del "pleno empleo" no se proponen acabar por completo con el paro forzoso, sino, tan sólo, reducir sus dimensiones, circunscribirlo a un "nivel aceptable". A despecho de la intervención del Estado burgués en la economía, el paro forzoso de masas sigue existiendo en los países capitalistas y no desaparece ni siquiera en los períodos de auge cíclico. "El mito burgués del "pleno empleo" -se indica en el Programa del P.C.U.S.- ha resultado ser una burla siniestra, la clase obrera sufre constantemente a causa del paro masivo, de la inseguridad en el mañana".
TIEMPO DE CIRCULACIÓN DEL CAPITAL: tiempo en que el capital permanece en la esfera de la circulación y convierte su forma monetaria en elementos del capital productivo (medios de producción y fuerza de trabajo), y su forma mercantil en monetaria. El tiempo de circulación es de gran importancia en el proceso de valorización del capital, en su ciclo. Dicho tiempo es indispensable para convertir las mercancías en dinero, para realizar la plusvalía contenida en la mercancía, y también para comprar los medios de producción necesarios y contratar fuerza de trabajo. Durante ese tiempo, no se produce valor de uso ni plusvalía. De ahí que cuanto mayor sea el tiempo de circulación, tanto mayor es la lentitud -manteniéndose iguales las demás condiciones- con que se recupera el capital en el proceso de producción, e inversamente: cuanto más breve es el tiempo de circulación, tanto mayores resultan las posibilidades de producir plusvalía e incrementar el capital. Existe cierto limite para el tiempo de circulación. La duración del plazo de venta de las mercancías terminadas se halla limitada por el tiempo durante el cual su valor de uso conserva sus cualidades (no inferiores al standard aceptado o corriente). En caso contrario, la mercancía pierde su valor de uso y, a la vez, su valor de cambio; el valor y la plusvalía contenidos en la mercancía no pueden realizarse o se realizan parcialmente con una notable reducción del precio. El tiempo de compra de las mercancía; se limita al que requiere adquirir los medios de producción y de consumo en las plazas y cantidades necesarias para abastecer ininterrumpidamente a la población y asegurar que el proceso de producción sea continuo. Si se reducen el tiempo de circulación y los correspondientes gastos de circulación, se acelera la rotación del capital (ver) y se eleva la ganancia. Bajo el capitalismo, el desarrollo espontáneo de la producción, la competencia, a depauperación de los trabajadores y las crisis económicas engendran dificultades cada vez mayores para la venta de las mercancías. La acumulación de mercancías sin vender en depósitos y tiendas hace que se prolongue el tiempo de circulación.
TIEMPO DE ROTACIÓN DEL CAPITAL: tiempo que media entre el momento en que se invierte el capital bajo determinada forma y el momento en que revierte al capitalista bajo idéntica forma (monetaria productiva, mercantil), pero incrementado en la magnitud de la plusvalía. El tiempo de rotación del capital comprende el tiempo de producción (ver) y el tiempo de circulación (ver). Abarca el tiempo en que el capital dinero se convierte en capital productivo (fuerza de trabajo y medios de producción), el tiempo en que el capital se encuentra en la esfera de la producción, y el tiempo en que el capital mercancía se convierte en dinero (realización del producto). El tiempo de rotación es diverso para las distintas partes del capital invertido. El del capital circulante (ver) es igual al período de un ciclo. El tiempo de rotación del capital fijo (ver) comprende varios ciclos. De ahí que el tiempo de rotación de todo el capital constituya la media del tiempo de rotación del capital fijo y el tiempo de rotación del capital circulante. Con el desarrollo del capitalismo, el incremento del capital fijo conduce al aumento del tiempo de rotación del capital en su conjunto. El tiempo de rotación del capital depende del carácter de la producción, del grado de desarrollo de la ciencia y de la técnica, de las condiciones en que el producto se realiza. La reducción de dicho tiempo permite a los capitalistas aumentar la cantidad de la faena de trabajo explotada y obtener mayor plusvalía con el mismo capital y durante un mismo tiempo. Con el fin de elevar sus ganancias, los capitalistas procuran acelerar la rotación del capital aplicando nuevos adelantos técnicos, introduciendo el trabajo nocturno, elevando la intensidad del trabajo, prolongando la jornada laboral. Procuran asimismo, reducir el tiempo de circulación mejorando el transporte, los medios de comunicación, la red de grandes almacenes universales y especializados, de depósitos con instalaciones modernas, etc. Por otra parte, las contradicciones antagónicas del capitalismo, que crean dificultades para la realización de las mercancías, retardan el tiempo de rotación del capital.
TRABAJO PRODUCTIVO Y TRABAJO NO PRODUCTIVO, EN EL SOCIALISMO: trabajo socialmente útil, en la sociedad socialista, que se distingue por el carácter de los resultados concretos. Bajo el socialismo, todos los tipos de actividad laboral que satisfagan las necesidades de la sociedad, materiales o culturales son socialmente útiles, necesarios, y en la misma medida honrosos. Ahora bien, los resultados concretos de esta actividad son diversos, y se plasman en una enorme multiplicidad de bienes materiales, servicios y valores espirituales. La división más general de los tipos concretos de trabajo en relación con sus resultados parte de la relación del trabajo con la creación de los bienes materiales. Bajo el socialismo, todo trabajo orientado hacia la creación de bienes materiales y, por ende, del producto necesario y del plusproducto es trabajo productivo. La clasificación del trabajo en productivo y no productivo, bajo el socialismo es por su esencia y por principio distinta de la clasificación análoga para el régimen capitalista. Como quiera que, bajo el capitalismo, la finalidad de la producción social estriba en crear plusvalía, en dicho régimen aparece como productivo cualquier trabajo que proporcione plusvalía al capitalista, independientemente del lugar en que el trabajo se aplique. En el régimen socialista, la clasificación del trabajo en productivo y no productivo se desprende de la necesidad objetiva de satisfacer lo más plenamente posible las necesidades tanto materiales como espirituales de la sociedad y tiene grandísima importancia práctica para determinar las proporciones en la distribución del trabajo social entre la esfera de la producción material y la esfera no productiva. La esfera de la producción material (industria, agricultura, transporte, comunicaciones, etc.) es aquella en que se aplica sobre todo el trabajo productivo; en ella, el peso específico del trabajo no productivo es relativamente pequeño (funciones del personal en la contabilidad, protección de la propiedad socialista y otras). En la esfera no productiva (ciencia, instrucción, sanidad, cultura, gestión social, fuerzas armadas, etc.) se aplica, sobre todo, el trabajo no productivo; en esta esfera pertenece al trabajo productivo tan sólo una pequeña parte de las inversiones laborales (preparación de modelos de máquinas, aparatos y materiales en la ciencia; de diversos medicamentos en sanidad etc.). A medida que se desarrollan las fuerzas productivas y crece la productividad del trabajo social, la relación entre las inversiones de trabajo en la esfera de la producción material y las realizadas en la esfera no productiva, cambia en favor de esta última. Esto significa que aumenta el peso específico del trabajo socialmente útil en las zonas de la esfera no productiva dedicadas a satisfacer las necesidades de la sociedad con toda clase de servicios y valores espirituales. Por otra parte, la sociedad socialista reduce sin cesar las inversiones de trabajo no productivo en la producción material, en el aparato administrativo y en las fuerzas armadas, a las que suprimiría por completo si no hubiera que hacer frente al militarismo y la política agresiva del imperialismo con la consiguiente amenaza de guerra. El desarrollo planificado de la sociedad socialista permite establecer para cada período concreto una correlación óptima entre el trabajo productivo y el no productivo teniendo en cuenta el nivel existente de las fuerzas productivas y las necesidades de la sociedad. Durante la creación de la base material y técnica del comunismo a medida que las relaciones sociales socialistas se vayan transformando en comunistas irá aumentando más aun la proporción de trabajo socialmente útil en las ramas de la esfera no productiva. Ello no menoscaba en lo más mínimo la importancia del trabajo productivo, que siempre será la fuente de todos los bienes materiales y, por consiguiente, condición principal de existencia de la sociedad.
NEOCOLONIALISMO: política de los estados imperialistas dirigida a conservar la explotación colonial de los países débilmente desarrollados en el aspecto económico con el fin de anular las consecuencias de la desintegración del sistema colonial del imperialismo. Lenin indicó que "el capital financiero y su correspondiente política internacional... crean toda una serie de formas de transición de dependencia estatal". Lo característico del fenómeno estriba en la variedad de formas de "países dependientes, política y formalmente independientes, pero en realidad envueltos en las redes de la dependencia financiera y diplomática". Para alcanzar los fines indicados los imperialistas establecen diferentes tipos de dependencia económica y política. Organizan bloques político-militares agresivos (O.T.A.N., S.E.A.T.O., C.E.N.T.O. y otros) que actúan en calidad de colonizadores en grupo; sostienen una política de expansión económica (empréstitos imperialistas, intercambio no equivalente, "ayuda técnica"); organizan la intervención directa en los asuntos internos de los estados jóvenes, ejercen una acción ideológica sobre las masas, dedicando lugar especial al anticomunismo. Al socaire de la "ayuda", procuran mantener, en los países liberados del imperialismo, las viejas posiciones y ocupar otras, ampliar sus puntos de apoyo social, atraerse a la burguesía nacional, implantar regímenes militares despóticos, asentar en el poder a títeres sumisos. A la política neocolonialista de las potencias imperialistas, se opone la creciente fuerza del movimiento de liberación nacional apoyado por los países socialistas.
NEOMALTHUSIANISMO: teoría antihumana de la población es la sostenida por los seguidores de Malthus (ver), que procuran justificar la redoblada explotación de los trabajadores por los magnates del capital financiero y encontrar los medios de mantener las posiciones económicas del imperialismo en los países en desarrollo que se han liberado del colonialismo y han emprendido la vía del desenvolvimiento independiente, justifican las guerras imperialistas y propugnan el empleo del arma termonuclear con el fin de exterminar en masa a la población. La doctrina de los malthusianos modernos tiene numerosos puntos de contacto con las teorías racistas sobre los pueblos de "valor pleno" y los de "valor incompleto", sobre los hombres "caros" y los "baratos" sobre la supervivencia de los más fuertes. El neomalthusianismo contemporáneo, constituye una variante de la política del neocolonialismo (ver). Sus partidarios afirman que el desenvolvimiento económico independiente de los países poco desarrollados no conducirá a una mejora de la situación material de las amplias masas populares, pues el crecimiento de la población absorbe todas las acumulaciones en la economía y no deja reservas para el desarrollo. La industrialización de un país, a su juicio, absorberá recursos de la agricultura, con lo que empeorará la situación económica -ya de por sí grave-, pues en los países aludidos, la población es grande y la agricultura no proporciona excedentes. Los neomalthusianos consideran que es imposible industrializar a los países poco desarrollados y que, por lo tanto, es inútil prestarles ayuda económica. Entienden que sólo es posible fomentar el progreso económico regulando el incremento de la población, y que los cuidados para mejorar los servicios médicos son contraproducentes. Sin embargo, la práctica de los países en desarrollo, liberados del yugo del imperialismo y empeñados en alcanzar su independencia económica con ayuda del sistema socialista mundial, refuta las teorías pseudocientíficas y antihumanas de los malthusianos modernos. Éstos arguyen ya que la causa principal de la superpoblación no sólo reside en la desproporción entre el incremento de la población y la producción de medios de subsistencia, sino, además, en la discordancia entre el número de habitantes y los medios de producción disponibles -tierra y capital- en los países económicamente menos desarrollados. Los ideólogos del imperialismo exigen la adopción de medidas radicales y urgentes para disminuir la natalidad en los países de Asia, América Latina, y Oceanía. Algunos de los malthusianos actuales afirman que en los viejos países capitalistas de Europa Occidental, dado el insignificante incremento natural de la población y hasta su descenso, es necesario elevar la natalidad partiendo de consideraciones estratégicas y pensando en la lucha por el dominio de la raza blanca. En cambio otros temerosos de que se produzcan profundas conmociones sociales ante la imposibilidad de proporcionar trabajo a enormes masas de obreros, sobre todo debido a la automatización de la producción, se manifiestan contra el aumento de la natalidad.
NIVELACIÓN DEL DESARROLLO ECONÓMICO DE LOS PAÍSES SOCIALISTAS: proceso económico, conforme a leyes, en el que se liquidan los desniveles, heredados del capitalismo, existentes en el desenvolvimiento económico, social y cultural de los países socialistas, ascenso de los países antes atrasados hasta la altura de los más desarrollados. Implica la consolidación de las relaciones de producción socialistas en todos los países del campo socialista y la superación gradual de las diferencias esenciales entre los niveles de desarrollo de sus fuerzas productivas nacionales. El auge acelerado de la economía y el bienestar de la población en los países antes atrasados se consigue utilizando plenamente las ventajas fundamentales del régimen socialista y la estrecha colaboración económica entre los estados socialistas. Ello presupone, ante todo, que se movilicen al máximo todos los recursos internos de los países económicamente menos desarrollados, que se establezca un nivel relativamente alto de acumulaciones en las economías nacionales, que se eleve incesantemente el equipamiento técnico de la producción, que se aprovechen plena y racionalmente los recursos de trabajo, que se incremente a grandes ritmos la productividad del trabajo social. Ahora bien, los países menos desarrollados no pueden resolver como es debido el problema que representa superar su atraso económico sin la fraterna colaboración económica de los otros estados socialistas. Éstos les ayudan a impulsar su economía nacional facilitándoles sin compensación alguna los novísimos resultados de la ciencia y de la técnica, contribuyendo a proyectar muy importantes empresas de la economía nacional a realizar investigaciones geológicas y a preparar personal especializado, proporcionándoles maquinaria, concediéndoles créditos y otros tipos de ayuda, así como colaborando con ellos en la elaboración de los recursos naturales y en el abastecimiento de materias primas, combustibles y energía eléctrica. En el proceso de aproximación y nivelación del desarrollo de los países del sistema socialista mundial, desempeña un papel de suma importancia la coordinación de los planes económicos nacionales. Tenemos una muestra de cómo se superan las diferencias esenciales en los niveles de desarrollo de las fuerzas productivas nacionales en el hecho de que los países socialistas se van aproximando, en cuanto al carácter de la estructura económica de sus economías nacionales (parte de la industria y de la agricultura en la renta nacional, parte correspondiente a las ramas "A" y en la producción industrial, etc), en cuanto al nivel de producción de la renta nacional, de bienes industriales y agrícolas por habitante, en cuanto a la productividad del trabajo y a los índices principales del nivel de vida de la población. Todo esto facilita la utilización más completa de las ventajas que posee la división socialista internacional del trabajo, la formación de proporciones óptimas en la reproducción ampliada a escala del sistema socialista mundial. El rápido ascenso de las fuerzas productivas nacionales de los países menos desarrollados constituye, al mismo tiempo, uno de los factores que aceleran los ritmos de desarrollo económico del sistema socialista mundial en su conjunto y la preparación de las premisas materiales necesarias para realizar más o menos simultáneamente, en los marcos de una época histórica, el paso de los países socialistas al comunismo.
OLIGARQUÍA FINANCIERA: reducido grupo de grandes capitalistas financieros que poseen monopolios industriales y bancarios y ejercen, de hecho, el dominio económico y político sobre las ramas más importantes de la economía en los países imperialistas. En la época del imperialismo a la vez que se concentra la producción en empresas colosales y se forman monopolios industriales en íntima relación con dichos fenómenos se amplían los bancos y surgen los monopolios bancarios. En un pequeño número de bancos se concentra la parte principal de todos los depósitos capitalistas. Casi todas las operaciones monetarios del país se efectúan por mediación de los bancos. Éstos, adquiriendo títulos de valor de toda clase y acciones de compañías diferentes se convierten en copropietarios de las empresas industriales comerciales y de otro tipo, Por otra parte, los dueños de las empresas industriales actúan como copropietarios de los bancos. Los magnates del capital financiero (ver) ocupan simultáneamente los puestos dirigentes en las empresas bancarias y en las empresas industriales de carácter monopolista. El dominio de la oligarquía financien se extiende a la vez a las esferas más diversas de la economía capitalista. El crecimiento de los monopolios y del capital financiero lleva al dominio de pequeños grupos financieros en la economía de los países imperialistas. Por ejemplo, en la economía de los Estados Unidos, dominan varios grandes grupos financieros que controlan a centenares de corporaciones en diversas ramas de la industria, de la banca, de seguros, etc. Son los Morgan, los Rockefeller, los Dupont y otros. El dominio de la oligarquía financiera tiene la particularidad de que los grandes financieros disponen no sólo del trabajo ajeno, sino además, del capital ajeno. Logran establecer semejante control a través del capital en acciones (ver Sociedad anónima) forma de capital que se difunde por todas partes en la época del imperialismo y que proporciona ingentes ganancias a la oligarquía financiera. El dominio de la oligarquía financiera en la vida económica de los países capitalistas se combina y completa con su dominio en la política. En los organismos gubernamentales de los países imperialistas, los puestos mas importantes se hallan ocupados por los propios miembros de la oligarquía financiera o por sus protegidos. El dominio de la oligarquía financiera contribuye a intensificar el yugo de clase y nacional, a profundizar el parasitismo y la desocupación del capitalismo y por este motivo tiene un carácter reaccionario. La oligarquía financiera acentúa la tensión en las relaciones interestatales, procura desencadenar una nueva guerra mundial. Los magnates financieros de los Estados Unidos organizan la "Santa Alianza" de los imperialistas contra los países socialistas y el movimiento de liberación nacional de los pueblos que luchan contra el yugo imperialista. La oligarquía financiera recurre al establecimiento de regímenes fascistas, al ejército y a la policía como última tabla de salvación frente al inevitable hundimiento del imperialismo.