Un documento técnico elaborado por la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña afirma que el actual tipo de cambio real multilateral es similar al promedio del período 2003-2010. Esto significa que esa paridad se mantiene en elevados grados de competitividad. Este resultado se explica básicamente por la persistente apreciación que verifica el real. Esa evolución, sin embargo, no modificó la tendencia deficitaria que tiene el comercio bilateral para la Argentina. Ese comportamiento no está relacionado con el tipo de cambio sino con la mayor productividad de la industria vecina. El estudio también resalta el creciente peso de las multinacionales en la determinación del flujo comercial entre ambos países, situación que se observa más relevante en el sector automotor. Otros analistas advierten que si bien el tipo de cambio es actualmente competitivo, el horizonte genera dudas al respecto, actuando de voceros de los usuales reclamos de sectores industriales para devaluar el peso.
En la medida en que el “tipo de cambio competitivo” es el pilar del actual modelo económico, la discusión sobre esa variable emerge ante cualquier shock externo o escenario de incertidumbre que genera la dinámica económica local. En los últimos meses, el debate se reabrió a partir de la crisis internacional y la creciente presión que ejercen los países europeos y asiáticos en colocar su producción excedente. Además, la inflación erosiona el tipo de cambio real encendiendo luces de alarma en los sectores industriales.
De todos modos, estudios económicos resaltan que la competitividad multilateral se mantiene dentro del promedio registrado desde la salida de la convertibilidad, y es sustancialmente más alta que la media de los ’90. “Para mantener la competitividad está cooperando la apreciación del real brasileño y del euro”, explicó a Página/12 el economista de Abeceb.com, Mariano Lamothe. El régimen brasileño es de tipo de cambio flotante, que viene cayendo a partir del fuerte ingreso de capitales en inversión extranjera directa. El informe explica este proceso a partir de “tasas de interés muy elevadas comparadas con otras economías, una inflación controlada y el tipo de cambio apreciándose”.
El tipo de cambio multilateral compara al peso con una canasta de monedas de los principales socios comerciales, incluyendo el real, el euro, el dólar y el yuan. Si bien se viene produciendo una apreciación del peso frente a la moneda estadounidense y la china, el movimiento inverso de parte del real y del euro compensa. Como el grueso de las exportaciones argentinas al resto del mundo se compone de productos agropecuarios, en los cuales mantiene una fuerte ventaja comparativa, las variaciones marginales en el tipo de cambio multilateral no son una variable, en general, determinante para la evolución de las ventas externas. Sin embargo, sí lo es para proteger a la industria local, que también requiere de medidas comerciales restrictivas como el antidumping, salvaguardas o licencias no automáticas de importación.
En cuanto a la relación con Brasil, más allá de la depreciación del peso frente al real, desde 2003 existe un persistente saldo comercial deficitario para la Argentina, una cuestión que excede a la dinámica cambiaria. Especialistas del sector resaltan la importancia del diferencial de productividad a favor del complejo industrial brasileño, sobre todo por una cuestión de escala. Además, influye la dinámica del ciclo económico, donde el fuerte crecimiento de la economía local tracciona las compras de equipos y maquinaria desde el país vecino. Un sector especialmente deficitario es el de autopartes, dominado por las terminales radicadas en ambos países. Si bien la paridad cambiaria bilateral es favorable, esos mismos consultores destacan que “el real no tiene mucho margen para seguir apreciándose”.
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