Un documento técnico elaborado por la Cámara de Comercio Argentino-Brasileña afirma que el actual tipo de cambio real multilateral es similar al promedio del período 2003-2010. Esto significa que esa paridad se mantiene en elevados grados de competitividad. Este resultado se explica básicamente por la persistente apreciación que verifica el real. Esa evolución, sin embargo, no modificó la tendencia deficitaria que tiene el comercio bilateral para la Argentina. Ese comportamiento no está relacionado con el tipo de cambio sino con la mayor productividad de la industria vecina. El estudio también resalta el creciente peso de las multinacionales en la determinación del flujo comercial entre ambos países, situación que se observa más relevante en el sector automotor. Otros analistas advierten que si bien el tipo de cambio es actualmente competitivo, el horizonte genera dudas al respecto, actuando de voceros de los usuales reclamos de sectores industriales para devaluar el peso.
En la medida en que el “tipo de cambio competitivo” es el pilar del actual modelo económico, la discusión sobre esa variable emerge ante cualquier shock externo o escenario de incertidumbre que genera la dinámica económica local. En los últimos meses, el debate se reabrió a partir de la crisis internacional y la creciente presión que ejercen los países europeos y asiáticos en colocar su producción excedente. Además, la inflación erosiona el tipo de cambio real encendiendo luces de alarma en los sectores industriales.
De todos modos, estudios económicos resaltan que la competitividad multilateral se mantiene dentro del promedio registrado desde la salida de la convertibilidad, y es sustancialmente más alta que la media de los ’90. “Para mantener la competitividad está cooperando la apreciación del real brasileño y del euro”, explicó a Página/12 el economista de Abeceb.com, Mariano Lamothe. El régimen brasileño es de tipo de cambio flotante, que viene cayendo a partir del fuerte ingreso de capitales en inversión extranjera directa. El informe explica este proceso a partir de “tasas de interés muy elevadas comparadas con otras economías, una inflación controlada y el tipo de cambio apreciándose”.
El tipo de cambio multilateral compara al peso con una canasta de monedas de los principales socios comerciales, incluyendo el real, el euro, el dólar y el yuan. Si bien se viene produciendo una apreciación del peso frente a la moneda estadounidense y la china, el movimiento inverso de parte del real y del euro compensa. Como el grueso de las exportaciones argentinas al resto del mundo se compone de productos agropecuarios, en los cuales mantiene una fuerte ventaja comparativa, las variaciones marginales en el tipo de cambio multilateral no son una variable, en general, determinante para la evolución de las ventas externas. Sin embargo, sí lo es para proteger a la industria local, que también requiere de medidas comerciales restrictivas como el antidumping, salvaguardas o licencias no automáticas de importación.
En cuanto a la relación con Brasil, más allá de la depreciación del peso frente al real, desde 2003 existe un persistente saldo comercial deficitario para la Argentina, una cuestión que excede a la dinámica cambiaria. Especialistas del sector resaltan la importancia del diferencial de productividad a favor del complejo industrial brasileño, sobre todo por una cuestión de escala. Además, influye la dinámica del ciclo económico, donde el fuerte crecimiento de la economía local tracciona las compras de equipos y maquinaria desde el país vecino. Un sector especialmente deficitario es el de autopartes, dominado por las terminales radicadas en ambos países. Si bien la paridad cambiaria bilateral es favorable, esos mismos consultores destacan que “el real no tiene mucho margen para seguir apreciándose”.
Aportes de Economía Política en el Bicentenario
Se espera del Blog que los autores realicen sus aportes, los que podrán ser individuales o en equipo, sobre la base de los temas de estudio en los cuales se especializan que representen visiones novedosas que se encuadren en vinculación a ideas fuerzas de la economía política que contribuya a la orientación de un nuevo modelo de acumulación en argentina como reflexión necesaria en el Bicentenario.
miércoles, 1 de septiembre de 2010
viernes, 20 de agosto de 2010
Empresas recuperadas, con la ley a favor
El ministro de Economía, Amado Boudou, se presentó ayer en el Congreso para dar impulso a un proyecto de ley que el movimiento de fábricas recuperadas venía reclamando desde hace años. Se trata de una reforma a la Ley de Concursos y Quiebras, por la cual se da resguardo jurídico a las cooperativas de trabajadores para que puedan asumir el control de empresas quebradas y seguir operándolas. En la actualidad existen 236 compañías recuperadas que emplean a cerca de 20 mil personas, en un proceso que se inició hace diez años y que fue consolidándose en los hechos, pero con una precariedad legal que dificulta una multiplicación mayor de experiencias similares. En 2009 quebraron 1084 firmas y en lo que va del año fueron otras 488 –se estima que hay unos 3000 establecimientos cerrados por quiebra–, muchas de los cuales podrían resurgir de la mano de sus antiguos operarios si tuvieran las facilidades que plantea la iniciativa en estudio.
“Cuando se pierde una empresa se destruyen empleos y producción nacional. Con este proyecto buscamos allanarles el camino a los trabajadores que se organizan para evitarlo”, destacó Boudou. El ministro participó de una reunión plenaria de las comisiones de Legislación General, Relaciones del Trabajo y Justicia de la Cámara de Diputados, durante la cual explicó las razones que llevaron al Gobierno a enviar esta iniciativa al Congreso. En rigor, el proyecto fue remitido el 17 de marzo pasado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, luego de un acto en una fábrica recuperada. Sin embargo, una cargada agenda parlamentaria y las peleas –en otros temas– entre el oficialismo y la oposición fueron postergando su tratamiento.
Ahora parece haber llegado el momento de apurar la aprobación de la ley. La presencia de Boudou ayer en el Congreso tuvo esa intención, según reconoció el funcionario a Página/12. “Queremos que se vote antes de fin de año”, precisó. En principio, no deberían surgir demasiados inconvenientes, teniendo en cuenta que el Grupo A y los partidos de centroizquierda manifestaron su apoyo al proyecto. Es más, una propuesta muy similar obtuvo media sanción de Diputados en 2004, aunque el tema luego quedó trabado en el Senado. El Ejecutivo esta vez parece dispuesto a llevar las cosas hasta el final, mientras que el senador radical Gerardo Morales tiene presentado hace tiempo un proyecto en la misma dirección.
Uno de los participantes de la reunión de ayer en el Congreso fue Luis Caro, presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas. “Para nosotros es una conquista que el Gobierno esté impulsando esta ley, que recoge nuestras demandas”, aseguró el dirigente a este diario. La diputada Victoria Donda (Libres del Sur) también ingresó una propuesta de reforma de la Ley de Concursos y Quiebras con algunas diferencias con la del oficialismo. La próxima semana habrá una reunión de asesores de todos los bloques de aquellas tres comisiones para intentar consensuar un texto común. “El dictamen podría salir en dos o tres semanas”, estimó Vilma Ibarra (Nuevo Encuentro), presidenta de la Comisión de Legislación General.
El proyecto del Gobierno consta de 16 artículos con varias modificaciones a la ley vigente, que data de 1995 y fue diseñada por el entonces ministro Domingo Cavallo. Esa norma restringió derechos a los trabajadores y apuntó a apurar los trámites de disolución de las empresas caídas. Los objetivos en este momento son exactamente los contrarios. En primer lugar, el cambio más importante es que se establece la continuidad automática de las compañías quebradas, cuya propiedad y gestión pretenda ser asumida por una cooperativa de trabajadores. En lugar de liquidar sus bienes en un plazo máximo de cinco meses, la cooperativa tiene 24 meses para llegar a un arreglo con los acreedores hipotecarios o prendarios, cuyos derechos no desaparecen.
Otro aspecto fundamental es que se igualan los derechos entre acreedores hipotecarios o prendarios y los de los trabajadores. Estos últimos, con la ley de Cavallo, sólo podían reclamar el 50 por ciento de los salarios y demás items adeudados por los dueños de las empresas quebradas, sin intereses, y si quedaba plata o bienes luego de que se cobraran aquéllos. Los acreedores prendarios e hipotecarios, además, tenían derecho al ciento por ciento de la deuda, con intereses. Ahora todos están en el mismo nivel de derecho para cobrar y los trabajadores podrán capitalizar sus deudas para quedarse con la compañía. En la actualidad, la Justicia da permisos especiales a los operarios para que recuperen las empresas, pero no en todos los casos y en un marco mucho más inestable.
“Cuando se pierde una empresa se destruyen empleos y producción nacional. Con este proyecto buscamos allanarles el camino a los trabajadores que se organizan para evitarlo”, destacó Boudou. El ministro participó de una reunión plenaria de las comisiones de Legislación General, Relaciones del Trabajo y Justicia de la Cámara de Diputados, durante la cual explicó las razones que llevaron al Gobierno a enviar esta iniciativa al Congreso. En rigor, el proyecto fue remitido el 17 de marzo pasado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, luego de un acto en una fábrica recuperada. Sin embargo, una cargada agenda parlamentaria y las peleas –en otros temas– entre el oficialismo y la oposición fueron postergando su tratamiento.
Ahora parece haber llegado el momento de apurar la aprobación de la ley. La presencia de Boudou ayer en el Congreso tuvo esa intención, según reconoció el funcionario a Página/12. “Queremos que se vote antes de fin de año”, precisó. En principio, no deberían surgir demasiados inconvenientes, teniendo en cuenta que el Grupo A y los partidos de centroizquierda manifestaron su apoyo al proyecto. Es más, una propuesta muy similar obtuvo media sanción de Diputados en 2004, aunque el tema luego quedó trabado en el Senado. El Ejecutivo esta vez parece dispuesto a llevar las cosas hasta el final, mientras que el senador radical Gerardo Morales tiene presentado hace tiempo un proyecto en la misma dirección.
Uno de los participantes de la reunión de ayer en el Congreso fue Luis Caro, presidente del Movimiento Nacional de Fábricas Recuperadas. “Para nosotros es una conquista que el Gobierno esté impulsando esta ley, que recoge nuestras demandas”, aseguró el dirigente a este diario. La diputada Victoria Donda (Libres del Sur) también ingresó una propuesta de reforma de la Ley de Concursos y Quiebras con algunas diferencias con la del oficialismo. La próxima semana habrá una reunión de asesores de todos los bloques de aquellas tres comisiones para intentar consensuar un texto común. “El dictamen podría salir en dos o tres semanas”, estimó Vilma Ibarra (Nuevo Encuentro), presidenta de la Comisión de Legislación General.
El proyecto del Gobierno consta de 16 artículos con varias modificaciones a la ley vigente, que data de 1995 y fue diseñada por el entonces ministro Domingo Cavallo. Esa norma restringió derechos a los trabajadores y apuntó a apurar los trámites de disolución de las empresas caídas. Los objetivos en este momento son exactamente los contrarios. En primer lugar, el cambio más importante es que se establece la continuidad automática de las compañías quebradas, cuya propiedad y gestión pretenda ser asumida por una cooperativa de trabajadores. En lugar de liquidar sus bienes en un plazo máximo de cinco meses, la cooperativa tiene 24 meses para llegar a un arreglo con los acreedores hipotecarios o prendarios, cuyos derechos no desaparecen.
Otro aspecto fundamental es que se igualan los derechos entre acreedores hipotecarios o prendarios y los de los trabajadores. Estos últimos, con la ley de Cavallo, sólo podían reclamar el 50 por ciento de los salarios y demás items adeudados por los dueños de las empresas quebradas, sin intereses, y si quedaba plata o bienes luego de que se cobraran aquéllos. Los acreedores prendarios e hipotecarios, además, tenían derecho al ciento por ciento de la deuda, con intereses. Ahora todos están en el mismo nivel de derecho para cobrar y los trabajadores podrán capitalizar sus deudas para quedarse con la compañía. En la actualidad, la Justicia da permisos especiales a los operarios para que recuperen las empresas, pero no en todos los casos y en un marco mucho más inestable.
miércoles, 18 de agosto de 2010
COMO DEFINEN LAS INSTITUCIONES A LA POBREZA
El Banco mundial la define como la imposibilidad que presenta un grupo de la población para alcanzar un nivel mínimo, y considera a este segmento de pobres como aquellos cuyos ingresos son menores a una línea de la pobreza, medido a través del método de ingresos, destaca que la percepción de la pobreza varía de una cultura política a otra; que la percepción de la pobreza ha evolucionado a lo largo de la historia por la misma evolución cultural.
Esta institución en un estudio del 2006 sobre la pobreza, denominado “círculos virtuosos y círculos viciosos: crecimiento y reducción de la pobreza en América latina”, concluye que la pobreza puede ser una causa por las que un país muestra un escaso crecimiento, un crecimiento bajo genera mayor pobreza, una mayor pobreza frena el crecimiento, este punto de vista expresa un circulo virtuoso.
El Programa Regional para la Superación de la Pobreza (PNUDP) utiliza el concepto de pobreza crónica para denotar a los pobres cuyos ingresos son insuficientes para satisfacer necesidades esenciales de consumo corriente (LP) y además de manera simultánea sufren carencias de tipo más estructural (necesidades básicas insatisfechas).
La CEPAL utiliza el concepto de indigencia que es similar a la pobreza extrema, tomo como base el presupuesto básico de alimentación que cumpla con los mínimos requerimientos nutricionales para establecer la línea de pobreza.
SEDESOL mide la pobreza de acuerdo a los ingresos monetarios que percibe la población, haciendo la clasificación en: pobreza, alimentaria, pobreza de patrimonio y pobreza de capacidades.
CONEVAL Consejo Nacional de Evaluación de la política de Desarrollo Social reconoce el fenómeno de la pobreza como una manifestación multidimensional de carencias en la esfera del bienestar social.
La Ley General de Desarrollo Social asienta que la medición dela pobreza debe incorporar al menos los indicadores de ingreso corriente per cápita, rezago educativo promedio en el hogar, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación y el grado de cohesión social.
A raiz de estas definiciones me hace pensar que definimos con el termino de "Desigualdad" ...
A fines de los ochenta resurge la investigación académica de la distribución del ingreso y el crecimiento en un marco que combina la teoría del crecimiento endógeno con la teoría de la política económica endógena . En estos modelos el crecimiento es resultado de la inversión, se introduce un mecanismo político junto con uno económico para representar los efectos de la desigualdad del ingreso en el crecimiento.
El mecanismo económico asigna un papel importante a la acumulación de capital como una fuerza que impulsa al crecimiento, las políticas económicas reflejan las preferencias de los ciudadanos a favor de las políticas redistributivas frente a las políticas orientadas hacia el crecimiento.
En esta visión, la desigualdad del ingreso limita el crecimiento económico, ya que se espera que las sociedades en donde la distribución del ingreso es más desigual, crezcan menos que las economías con una distribución de ingreso más igualitaria.
Existen tres razones para hacer esta aseveración.
En primer lugar, cuanto más desigual se distribuya el ingreso en la sociedad, mayor será el grado de la tributación y de otras políticas redistributivas que desalientan la acumulación privada de capital físico y humano. La segunda una distribución desigual del ingreso y la riqueza genera a menudo tensiones sociales lo que induce a una gran inestabilidad política que castiga a la inversión y al crecimiento, por último la desigualdad de la riqueza genera una inversión insuficiente en educación en los grupos de bajos ingresos que no pueden financiarla, de modo que se alcanza un crecimiento menor.
En el manejo de datos empíricos sobre el efecto del crecimiento económico sobre la distribución del ingreso, Simón Kuznets en 1954, realizó un estudio en Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. Sus resultados muestran una U invertida entre el crecimiento económico y la desigualdad en la distribución del ingreso. El autor señala que lo anterior se debe a que en los inicios del desarrollo, los bajos niveles de ingreso coexisten con pequeños niveles de desigualdad; en etapas intermedias el ingreso y la concentración aumentan, y en los grados avanzados de crecimiento económico la desigualdad en la distribución del ingreso disminuye .
El modelo de Kuznets menciona a una economía dual, en la que el crecimiento económico es el resultado de un liderazgo del sector industrial, que provoca, un desplazamiento de la población, del campo a la ciudad. En estas migraciones rurales urbanas, predominan los habitantes en las ciudades, que se caracterizaría por exhibir mayores niveles de iniquidad. A medida que el sector industrial avanza crece el ingreso per cápita, y disminuye la desigualdad, este proceso se ve fortalecido por la preocupación del estado, por alcanzar el pleno empleo y la seguridad social.
Kuznets advertía de los peligros del mal uso al utilizar su teoría, para interpretar el comportamiento de la desigualdad en la distribución del ingreso en los países de América Latina. En Europa Occidental hubo una distribución desigual del ingreso y ésta produjo ahorros trayendo consigo el financiamiento de formación de capital. En los países subdesarrollados las propensiones al consumo de los grupos de altos ingresos son mayores y las propensiones al ahorro menores, que las que tuvieron aquellos grupos de altos ingresos, en los países desarrollados del presente.
Para América Latina Lydall (1979), desarrolla la teoría de Kuznets , en donde de igual manera plantea una economía de dos sectores: el sector tradicional está formado por actividades que emplean tecnología simple, en tanto que en el sector moderno se usan métodos y tecnología de organización avanzada. En este modelo el desplazamiento de la población tiene lugar de las actividades de baja productividad hacia las de alta, no necesariamente del campo a la ciudad, lo que da la posibilidad de que los flujos migratorios vayan de polos tradicionales a los modernos, ya sea del sector primario al secundario o al terciario.
La reflexion en lo acotencido que en las ciudades que han sufrido transformaciones de población rural a urbana; la estructura productiva percibió cambios.
Esta población al no encontrar empleo en los sectores económicos formales, se integra al llamado sector informal. Surge así un mercado laboral segmentado, en el que crece el sector informal dado la facilidad para acceder a él, en términos de capital, requisitos de capacitación y niveles de educación se ha convertido de esta forma en una oportunidad para los inmigrantes urbanos recientes .
Del análisis del ingreso, se deduce que las condiciones de la pobreza tienden a homogeneizarse entre las ciudades. La desigualdad del ingreso ha aumentado debido en parte a las políticas de gobiernos (Decada del noventa - Menem) que han beneficiado a los dueños de los medios de producción; la pérdida del poder adquisitivo y la forma en que se dio la transición de rural a urbano al transferir la pobreza rural a las ciudades.
Los pobres de las zonas Urbanas como rurales se enfrentan a tres problemas fundamentales:
1)Pocas oportunidades de empleo productivo (Potenciado en activ. agropecuarias)
2)Nutrición insuficiente, mala salud y falta de servicios educacionales;
3)Niveles insuficientes de organización para negociar a favor de sus intereses, ¿esto que significa? que son pequeños productores con limitadas posibilidades de resolver sus condiciones de pobreza a través del desarrollo de su actividad.
BIBLIOGRAFÍA
GONZÁLEZ, Tiburcio Enrique. Desigualdad y pobreza: desafíos del siglo XXI. Revista Economía Informa, No. 311, Octubre 2002, UNAM.
Esta institución en un estudio del 2006 sobre la pobreza, denominado “círculos virtuosos y círculos viciosos: crecimiento y reducción de la pobreza en América latina”, concluye que la pobreza puede ser una causa por las que un país muestra un escaso crecimiento, un crecimiento bajo genera mayor pobreza, una mayor pobreza frena el crecimiento, este punto de vista expresa un circulo virtuoso.
El Programa Regional para la Superación de la Pobreza (PNUDP) utiliza el concepto de pobreza crónica para denotar a los pobres cuyos ingresos son insuficientes para satisfacer necesidades esenciales de consumo corriente (LP) y además de manera simultánea sufren carencias de tipo más estructural (necesidades básicas insatisfechas).
La CEPAL utiliza el concepto de indigencia que es similar a la pobreza extrema, tomo como base el presupuesto básico de alimentación que cumpla con los mínimos requerimientos nutricionales para establecer la línea de pobreza.
SEDESOL mide la pobreza de acuerdo a los ingresos monetarios que percibe la población, haciendo la clasificación en: pobreza, alimentaria, pobreza de patrimonio y pobreza de capacidades.
CONEVAL Consejo Nacional de Evaluación de la política de Desarrollo Social reconoce el fenómeno de la pobreza como una manifestación multidimensional de carencias en la esfera del bienestar social.
La Ley General de Desarrollo Social asienta que la medición dela pobreza debe incorporar al menos los indicadores de ingreso corriente per cápita, rezago educativo promedio en el hogar, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, acceso a los servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación y el grado de cohesión social.
A raiz de estas definiciones me hace pensar que definimos con el termino de "Desigualdad" ...
A fines de los ochenta resurge la investigación académica de la distribución del ingreso y el crecimiento en un marco que combina la teoría del crecimiento endógeno con la teoría de la política económica endógena . En estos modelos el crecimiento es resultado de la inversión, se introduce un mecanismo político junto con uno económico para representar los efectos de la desigualdad del ingreso en el crecimiento.
El mecanismo económico asigna un papel importante a la acumulación de capital como una fuerza que impulsa al crecimiento, las políticas económicas reflejan las preferencias de los ciudadanos a favor de las políticas redistributivas frente a las políticas orientadas hacia el crecimiento.
En esta visión, la desigualdad del ingreso limita el crecimiento económico, ya que se espera que las sociedades en donde la distribución del ingreso es más desigual, crezcan menos que las economías con una distribución de ingreso más igualitaria.
Existen tres razones para hacer esta aseveración.
En primer lugar, cuanto más desigual se distribuya el ingreso en la sociedad, mayor será el grado de la tributación y de otras políticas redistributivas que desalientan la acumulación privada de capital físico y humano. La segunda una distribución desigual del ingreso y la riqueza genera a menudo tensiones sociales lo que induce a una gran inestabilidad política que castiga a la inversión y al crecimiento, por último la desigualdad de la riqueza genera una inversión insuficiente en educación en los grupos de bajos ingresos que no pueden financiarla, de modo que se alcanza un crecimiento menor.
En el manejo de datos empíricos sobre el efecto del crecimiento económico sobre la distribución del ingreso, Simón Kuznets en 1954, realizó un estudio en Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. Sus resultados muestran una U invertida entre el crecimiento económico y la desigualdad en la distribución del ingreso. El autor señala que lo anterior se debe a que en los inicios del desarrollo, los bajos niveles de ingreso coexisten con pequeños niveles de desigualdad; en etapas intermedias el ingreso y la concentración aumentan, y en los grados avanzados de crecimiento económico la desigualdad en la distribución del ingreso disminuye .
El modelo de Kuznets menciona a una economía dual, en la que el crecimiento económico es el resultado de un liderazgo del sector industrial, que provoca, un desplazamiento de la población, del campo a la ciudad. En estas migraciones rurales urbanas, predominan los habitantes en las ciudades, que se caracterizaría por exhibir mayores niveles de iniquidad. A medida que el sector industrial avanza crece el ingreso per cápita, y disminuye la desigualdad, este proceso se ve fortalecido por la preocupación del estado, por alcanzar el pleno empleo y la seguridad social.
Kuznets advertía de los peligros del mal uso al utilizar su teoría, para interpretar el comportamiento de la desigualdad en la distribución del ingreso en los países de América Latina. En Europa Occidental hubo una distribución desigual del ingreso y ésta produjo ahorros trayendo consigo el financiamiento de formación de capital. En los países subdesarrollados las propensiones al consumo de los grupos de altos ingresos son mayores y las propensiones al ahorro menores, que las que tuvieron aquellos grupos de altos ingresos, en los países desarrollados del presente.
Para América Latina Lydall (1979), desarrolla la teoría de Kuznets , en donde de igual manera plantea una economía de dos sectores: el sector tradicional está formado por actividades que emplean tecnología simple, en tanto que en el sector moderno se usan métodos y tecnología de organización avanzada. En este modelo el desplazamiento de la población tiene lugar de las actividades de baja productividad hacia las de alta, no necesariamente del campo a la ciudad, lo que da la posibilidad de que los flujos migratorios vayan de polos tradicionales a los modernos, ya sea del sector primario al secundario o al terciario.
La reflexion en lo acotencido que en las ciudades que han sufrido transformaciones de población rural a urbana; la estructura productiva percibió cambios.
Esta población al no encontrar empleo en los sectores económicos formales, se integra al llamado sector informal. Surge así un mercado laboral segmentado, en el que crece el sector informal dado la facilidad para acceder a él, en términos de capital, requisitos de capacitación y niveles de educación se ha convertido de esta forma en una oportunidad para los inmigrantes urbanos recientes .
Del análisis del ingreso, se deduce que las condiciones de la pobreza tienden a homogeneizarse entre las ciudades. La desigualdad del ingreso ha aumentado debido en parte a las políticas de gobiernos (Decada del noventa - Menem) que han beneficiado a los dueños de los medios de producción; la pérdida del poder adquisitivo y la forma en que se dio la transición de rural a urbano al transferir la pobreza rural a las ciudades.
Los pobres de las zonas Urbanas como rurales se enfrentan a tres problemas fundamentales:
1)Pocas oportunidades de empleo productivo (Potenciado en activ. agropecuarias)
2)Nutrición insuficiente, mala salud y falta de servicios educacionales;
3)Niveles insuficientes de organización para negociar a favor de sus intereses, ¿esto que significa? que son pequeños productores con limitadas posibilidades de resolver sus condiciones de pobreza a través del desarrollo de su actividad.
BIBLIOGRAFÍA
GONZÁLEZ, Tiburcio Enrique. Desigualdad y pobreza: desafíos del siglo XXI. Revista Economía Informa, No. 311, Octubre 2002, UNAM.
Consecuencias de las transformaciones de la economía mundial en la diferenciación
Las transformaciones a las que se ha hecho referencia han posibilitado que el neoliberalismo
proclame la desaparición de aquellas trabas para el crecimiento industrial que pretendían
eliminar las políticas de desarrollo implementadas en la periferia. Los segmentos menos
intensivos en trabajo calificado y capital de cada proceso productivo tienden a desplazarse
a la periferia y el intercambio tiene lugar crecientemente en el interior de las distintas
ramas industriales, cuyos segmentos se emplazan en los más diversos tipos de países.
Ahora, se afirma, sólo es necesario crear condiciones suficientemente atractivas para atraer
las inversiones, mediante la apertura y la desregulación. La gran empresa transnacional
incorpora la tecnología más avanzada en el marco de una red global, lo cual elimina lanecesidad de proteger a las industrias nacientes (las nuevas actividades son desarrolladas
por empresas transnacionales con amplia experiencia en las mismas); la inserción en esas
redes hace desaparecer buena parte de las deseconomías ligadas a un proceso de industrialización incipiente y las capacidades tecnológicas se diseminan rápidamente, tendiendo
a conformarse, a través del comercio, un sistema industrial único. Las políticas destinadas
a crear un sistema industrial nacional son inútiles y contraproducentes; implican una mala
asignación de recursos que frena el crecimiento.
Por otra parte, las producciones que se desarrollan en los países periféricos cambian
rápidamente de localización. A medida que los salarios de un país se elevan como consecuencia
del aumento de la productividad, las anteriores actividades se desplazan hacia países de menores salarios y se desarrollan actividades más complejas. Por sí mismo, el mercado marca un sendero de rápida elevación de la productividad y de creciente complejidad e intensidad capitalística de los procesos productivos.
Se sostiene que el capital transnacional, aunque desempeña un rol fundamental, no
es el único motor del crecimiento. El capital local se incorpora como subcontratista en las
redes globales y paulatinamente va adquiriendo las competencias necesarias para pasar
del armado o la manufactura de productos conforme a las especificaciones técnicas y con
los equipos requeridos por el contratista, a la provisión de partes o productos con diseño
de producción propio y luego a la concepción, desarrollo y fabricación, bajo marca propia
o ajena, de partes o productos.
Por último, el rápido crecimiento de las exportaciones manufactureras y de la entrada
de capitales permite la desaparición del estrangulamiento externo característico de la época
del crecimiento industrial orientado hacia el mercado interno, y la supresión del deterioro
de los términos del intercambio que, se sostiene, en caso de haber existido, se
originaba en la escasa elasticidad ingreso característica de los alimentos y las materias
primas naturales.
De esta manera, se impone nuevamente una visión lineal del desarrollo. Si se deja
actuar libremente al mercado, los países industrializados fijan la senda que recorre el resto
de los países, y la movilidad del capital hacia los países donde éste es más escaso posibilita
que este proceso se realice en lapsos históricos relativamente breves, llevando a la convergencia
en los niveles de ingresos. La distinción entre un centro y una periferia conformados
por formaciones económico-sociales cualitativamente distintas carece de sentido. Sólo existen,
se afirma, distintos grados de desarrollo.
A su vez, desde una perspectiva teórica absolutamente distinta, la marxista, la teoría
del capitalismo global (Robinson, 2004) afirma también la desaparición de la diferenciación
entre centro y periferia. Se estaría asistiendo al surgimiento de una nueva clase dominante
transnacional que reemplaza a las burguesías nacionales, subsistentes sólo en algunospaíses de bajos o medianos ingresos. Esta burguesía transnacional está conformando un
nuevo Estado global que ha desarrollado algunos aparatos de Estado, como la OMC, el
Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, pero carece aún de ejecutivo. Los
Estados que caen bajo el dominio de esta nueva clase no desaparecen y continúan desempeñando las funciones esenciales de legitimación de la dominación y de control y disciplinamiento de la mano de obra, pero son radicalmente remodelados para servir a las exigencias que plantea la reproducción ampliada del capital transnacional. No existe ya, por consiguiente, una confrontación de intereses entre las burguesías centrales y las periféricas. La posición central dentro del bloque de clases dominante en el nivel mundial ha sido asumida por una nueva clase capitalista originada en las fracciones del centro y de la periferia que han logrado transnacionalizarse y, simultáneamente, la pobreza ha dejado de ser un atributo de ciertas regiones. Tiende a expandirse no sólo en lo que era la periferia, sino también en el centro, dando lugar a un enfrentamiento global, al menos en potencia, entre dominantes y dominados.
Se está, sin duda, ante transformaciones que alteran las premisas que servían de marco de reflexión para autores como Cardoso y Faletto y de conceptualizaciones totalmente distintas a las desarrolladas por las diversas variantes de la teoría de la dependencia.
Pero estas conceptualizaciones deben confrontarse con las características y modalidades
del impacto efectivo de esos cambios sobre lo que continuaremos llamando, por las razones
que luego se exponen, la periferia.
proclame la desaparición de aquellas trabas para el crecimiento industrial que pretendían
eliminar las políticas de desarrollo implementadas en la periferia. Los segmentos menos
intensivos en trabajo calificado y capital de cada proceso productivo tienden a desplazarse
a la periferia y el intercambio tiene lugar crecientemente en el interior de las distintas
ramas industriales, cuyos segmentos se emplazan en los más diversos tipos de países.
Ahora, se afirma, sólo es necesario crear condiciones suficientemente atractivas para atraer
las inversiones, mediante la apertura y la desregulación. La gran empresa transnacional
incorpora la tecnología más avanzada en el marco de una red global, lo cual elimina lanecesidad de proteger a las industrias nacientes (las nuevas actividades son desarrolladas
por empresas transnacionales con amplia experiencia en las mismas); la inserción en esas
redes hace desaparecer buena parte de las deseconomías ligadas a un proceso de industrialización incipiente y las capacidades tecnológicas se diseminan rápidamente, tendiendo
a conformarse, a través del comercio, un sistema industrial único. Las políticas destinadas
a crear un sistema industrial nacional son inútiles y contraproducentes; implican una mala
asignación de recursos que frena el crecimiento.
Por otra parte, las producciones que se desarrollan en los países periféricos cambian
rápidamente de localización. A medida que los salarios de un país se elevan como consecuencia
del aumento de la productividad, las anteriores actividades se desplazan hacia países de menores salarios y se desarrollan actividades más complejas. Por sí mismo, el mercado marca un sendero de rápida elevación de la productividad y de creciente complejidad e intensidad capitalística de los procesos productivos.
Se sostiene que el capital transnacional, aunque desempeña un rol fundamental, no
es el único motor del crecimiento. El capital local se incorpora como subcontratista en las
redes globales y paulatinamente va adquiriendo las competencias necesarias para pasar
del armado o la manufactura de productos conforme a las especificaciones técnicas y con
los equipos requeridos por el contratista, a la provisión de partes o productos con diseño
de producción propio y luego a la concepción, desarrollo y fabricación, bajo marca propia
o ajena, de partes o productos.
Por último, el rápido crecimiento de las exportaciones manufactureras y de la entrada
de capitales permite la desaparición del estrangulamiento externo característico de la época
del crecimiento industrial orientado hacia el mercado interno, y la supresión del deterioro
de los términos del intercambio que, se sostiene, en caso de haber existido, se
originaba en la escasa elasticidad ingreso característica de los alimentos y las materias
primas naturales.
De esta manera, se impone nuevamente una visión lineal del desarrollo. Si se deja
actuar libremente al mercado, los países industrializados fijan la senda que recorre el resto
de los países, y la movilidad del capital hacia los países donde éste es más escaso posibilita
que este proceso se realice en lapsos históricos relativamente breves, llevando a la convergencia
en los niveles de ingresos. La distinción entre un centro y una periferia conformados
por formaciones económico-sociales cualitativamente distintas carece de sentido. Sólo existen,
se afirma, distintos grados de desarrollo.
A su vez, desde una perspectiva teórica absolutamente distinta, la marxista, la teoría
del capitalismo global (Robinson, 2004) afirma también la desaparición de la diferenciación
entre centro y periferia. Se estaría asistiendo al surgimiento de una nueva clase dominante
transnacional que reemplaza a las burguesías nacionales, subsistentes sólo en algunospaíses de bajos o medianos ingresos. Esta burguesía transnacional está conformando un
nuevo Estado global que ha desarrollado algunos aparatos de Estado, como la OMC, el
Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, pero carece aún de ejecutivo. Los
Estados que caen bajo el dominio de esta nueva clase no desaparecen y continúan desempeñando las funciones esenciales de legitimación de la dominación y de control y disciplinamiento de la mano de obra, pero son radicalmente remodelados para servir a las exigencias que plantea la reproducción ampliada del capital transnacional. No existe ya, por consiguiente, una confrontación de intereses entre las burguesías centrales y las periféricas. La posición central dentro del bloque de clases dominante en el nivel mundial ha sido asumida por una nueva clase capitalista originada en las fracciones del centro y de la periferia que han logrado transnacionalizarse y, simultáneamente, la pobreza ha dejado de ser un atributo de ciertas regiones. Tiende a expandirse no sólo en lo que era la periferia, sino también en el centro, dando lugar a un enfrentamiento global, al menos en potencia, entre dominantes y dominados.
Se está, sin duda, ante transformaciones que alteran las premisas que servían de marco de reflexión para autores como Cardoso y Faletto y de conceptualizaciones totalmente distintas a las desarrolladas por las diversas variantes de la teoría de la dependencia.
Pero estas conceptualizaciones deben confrontarse con las características y modalidades
del impacto efectivo de esos cambios sobre lo que continuaremos llamando, por las razones
que luego se exponen, la periferia.
viernes, 13 de agosto de 2010
PLAN COOPERATIVO DE LENIN
Parte integrante de la doctrina de Lenin sobre la edificación de la sociedad comunista en la U.R.S.S., plan de transformación socialista de la agricultura del país mediante la incorporación voluntaria de las amplias masas de campesinos trabajadores, a través de las cooperativas al cauce de la construcción socialista. El plan leninista partía de las indicaciones programáticas de Marx y de EngeIs, y constituye el desarrollo creador del marxismo en las nuevas condiciones. Lenin acabó de formularlo de manera definitiva en sus artículos “De la cooperación’’, “Sobre el impuesto en especie’’ y otros trabajos. La idea central del plan estriba en reorganizar las pequeñas economías campesinas individuales transformándolas en grandes haciendas colectivas mecanizadas. Las condiciones más importantes para situar la pequeña economía campesina sobre vías socialistas son la victoria de la revolución socialista y la instauración del poder de los trabajadores, la alianza de la clase obrera y de los campesinos bajo la dirección de la primera, el papel rector de la propiedad de todo el pueblo el desarrollo de la industria pesada. En estas condiciones, la cooperación constituye una forma socialista de economía. Para las amplias masas de campesinos, la cooperación resulta la forma más comprensible, más accesible y mas aceptable de pasar al socialismo. Se armonizan en ella los intereses personales del campesino con los intereses de toda la sociedad. El plan cooperativo de Lenin señalaba el desarrollo de todas las formas de cooperación, desde las más simples en un principio —la de consumo y la de abastecimiento y venta— hasta diversos tipos de cooperativas de producción cuya forma más elevada es la koljosiana. La cooperación de las haciendas significaba socializar los medios de producción en la agricultura (sin expropiar al campesinado) y poner fin a las contradicciones entre la industria socialista y la economía campesina individual. Lenin entendía que el Estado de la dictadura del proletariado ha de dirigir la cooperación, ha de prestar toda clase de ayuda al campo, incluidas la ayuda técnica, la financiera, la cultural etc. Pera ello concedía gran importancia a las organizaciones de patrocinio formadas por obreros de fábricas y plantas industriales. El plan cooperativo se llevó a la práctica, en la U.R.S.S., bajo la dirección del P.C.U.S. en medio de una encarnizada lucha de clases contra los elementos capitalistas y los grupos políticos que reflejaban los intereses de los enemigos de clase (trotskistas, bujarinistas, nacionalistas burgueses), grupos que intentaban circunscribir el plan cooperativo de Lenin al desarrollo de las cooperativas de venta y hacer fracasar la colectivización: la organización de las pequeñas haciendas campesinas en cooperativas de producción. La lucha de clase contra los kulaks, el desenvolvimiento de todos los tipos de cooperación en la agricultura, la experiencia y el ejemplo de las primeras cooperativas de producción y de los sovjoses en el campo, la ayuda que el Estado soviético prestó a las cooperativas, todo ello preparó el paso a la colectivización total de la agricultura del país y, consecuentemente, a la liquidación de los kulaks en cuanto clase. La colectivización de la agricultura trajo como resultado que en el campo soviético se suprimieran las relaciones de producción capitalistas y se establecieran relaciones de producción socialistas. El plan cooperativo de Lenin tiene inmensa importancia internacional. Guiándose por sus principios, apoyándose en la experiencia histórico—mundial de la edificación del socialismo y del comunismo en la U.R.S.S. y partiendo de las condiciones históricas concretas, los otros países socialistas llevan a cabo con éxito las transformaciones socialistas en la agricultura. Las ideas de Lenin acerca del paso de las masas trabajadoras campesinas a las formas colectivas de organización del trabajo en la agricultura también ejercen un influjo revolucionario sobre los trabajadores de los países capitalistas, sobre todo de los jóvenes países en desarrollo, que se han liberado del colonialismo y han emprendido el camino del desarrollo político y económico independiente.
La base económica del socialismo
La base económica del socialismo radica en la propiedad social sobre los medios de producción en sus dos formas -la estatal (de todo el pueblo) y la cooperativo-koljosiana, en el sistema socialista de economía nacional sobre la base de la gran producción maquinizada en todas las ramas de la economía, en la supresión de la explotación del hombre por el hombre.
El socialismo surge como resultado del cambio revolucionario del régimen capitalista por el socialista. Se establece durante el período de transición del capitalismo al socialismo mediante las transformaciones socialistas en todas las esferas de la economía y de la cultura.
El fin del socialismo es dar satisfacción a las crecientes necesidades materiales y culturales de toda la sociedad y de cada uno de sus miembros sobre la base de desarrollar de manera incesante y planificada la economía nacional, de incrementar ininterrumpidamente la productividad del trabajo social. La economía socialista se apoya en la propiedad estatal (de todo el pueblo), que pertenece al pueblo entero en la persona del Estado, y en la propiedad cooperativo-koljosiana que es una propiedad de grupos, colectiva. La forma más madura, determinante y principal de la propiedad social unida al nivel más alto de socialización de su producción y a un elevado grado de organización del trabajo es la propiedad del Estado. Bajo su influjo y con su ayuda la agricultura se transforma en consonancia con los principios socialistas (ver Plan cooperativo de Lenin). Correspondientemente a las dos formas de propiedad la economía de la sociedad socialista consta de dos sectores: el estatal y el cooperativo-koljosiano. El primero comprende todas las empresas del Estado en la industria, en el transporte, en las comunicaciones, en la agricultura (sovjoses) y en el comercio. El sector cooperativo-koljosiano se compone de los koljoses y de las cooperativas de consumo. En oposición al modo capitalista de producción -bajo el cual los procesos económicos transcurren de manera espontánea en medio de la anarquía de la producción y de una enconada lucha competitiva, con sus secuelas: saqueo y despilfarro de la riqueza nacional, depauperación de los trabajadores- el socialismo asegura un proceso planificado e ininterrumpido de la reproducción ampliada, ritmos rápidos de desarrollo de la economía nacional, aumento del bienestar de las masas populares. El socialismo es la fase primera e inferior de la sociedad comunista. Esto significa que el estado de las fuerzas productivas de la sociedad y el nivel de la productividad del trabajo social no permiten aún satisfacer las necesidades de las personas según el principio comunista de distribución. Bajo el socialismo, se conservan la producción mercantil y las relaciones monetario-mercantiles, se utilizan la ley del valor, el cálculo económico, el dinero y la circulación de mercancías. También se conservan las diferencias esenciales entre la ciudad y el campo, entre el trabajo intelectual y el trabajo físico.
El socialismo no está libre de supervivencias del capitalismo -de cuya entraña ha salido- en la economía y en la conciencia de los hombres. En la sociedad socialista, el trabajo, liberado de la explotación del hombre por el hombre, no se ha convertido aún en la primera necesidad vital de los hombres. A todo ello se debe que, bajo el socialismo, sea necesario mantener en vigor la ley económica de la distribución de los bienes materiales con arreglo a la cantidad y a la calidad del trabajo invertido por cada trabajador, establecer el control social sobre la medida del trabajo y la medida del consumo. Las distintas formas de interés material (personal y colectivo) son de esencial importancia para el crecimiento y perfeccionamiento ulteriores de la producción socialista, para elevar la productividad del trabajo social, para incrementar el bienestar de los trabajadores. En la economía del socialismo, las contradicciones no presentan carácter antagónico, se superan según un plan, haciendo que avancen los sectores rezagados, perfeccionando las formas y los métodos de dirección y planificación de la economía, buscando reservas y utilizándolas mejor, estimulando la actividad creadora de las masas trabajadoras. El modo socialista de producción se estableció por primen vez en la Unión Soviética. Se está construyendo en varios países de Europa, de Asia y de América en el decurso de la edificación socialista. Actualmente, en la U.R.S.S. se lleva a cabo la transformación gradual del socialismo en comunismo. Durante los años 1961-1980 se creará la base material y técnica del comunismo, se fundirán las dos formas de propiedad socialista en la propiedad comunista única de todo el pueblo; la productividad del trabajo alcanzará un elevado nivel; el trabajo que dispondrá de una técnica altamente productiva, se convertirá paulatinamente en la primera necesidad vital del hombre.
Todo ello creará las premisas reales para que las relaciones socialistas de producción se transformen en comunistas, para que se instaure el modo comunista de producción, que trocará en realidad el principio del comunismo: "De cada uno, según su capacidad; a cada uno, según sus necesidades".
El socialismo surge como resultado del cambio revolucionario del régimen capitalista por el socialista. Se establece durante el período de transición del capitalismo al socialismo mediante las transformaciones socialistas en todas las esferas de la economía y de la cultura.
El fin del socialismo es dar satisfacción a las crecientes necesidades materiales y culturales de toda la sociedad y de cada uno de sus miembros sobre la base de desarrollar de manera incesante y planificada la economía nacional, de incrementar ininterrumpidamente la productividad del trabajo social. La economía socialista se apoya en la propiedad estatal (de todo el pueblo), que pertenece al pueblo entero en la persona del Estado, y en la propiedad cooperativo-koljosiana que es una propiedad de grupos, colectiva. La forma más madura, determinante y principal de la propiedad social unida al nivel más alto de socialización de su producción y a un elevado grado de organización del trabajo es la propiedad del Estado. Bajo su influjo y con su ayuda la agricultura se transforma en consonancia con los principios socialistas (ver Plan cooperativo de Lenin). Correspondientemente a las dos formas de propiedad la economía de la sociedad socialista consta de dos sectores: el estatal y el cooperativo-koljosiano. El primero comprende todas las empresas del Estado en la industria, en el transporte, en las comunicaciones, en la agricultura (sovjoses) y en el comercio. El sector cooperativo-koljosiano se compone de los koljoses y de las cooperativas de consumo. En oposición al modo capitalista de producción -bajo el cual los procesos económicos transcurren de manera espontánea en medio de la anarquía de la producción y de una enconada lucha competitiva, con sus secuelas: saqueo y despilfarro de la riqueza nacional, depauperación de los trabajadores- el socialismo asegura un proceso planificado e ininterrumpido de la reproducción ampliada, ritmos rápidos de desarrollo de la economía nacional, aumento del bienestar de las masas populares. El socialismo es la fase primera e inferior de la sociedad comunista. Esto significa que el estado de las fuerzas productivas de la sociedad y el nivel de la productividad del trabajo social no permiten aún satisfacer las necesidades de las personas según el principio comunista de distribución. Bajo el socialismo, se conservan la producción mercantil y las relaciones monetario-mercantiles, se utilizan la ley del valor, el cálculo económico, el dinero y la circulación de mercancías. También se conservan las diferencias esenciales entre la ciudad y el campo, entre el trabajo intelectual y el trabajo físico.
El socialismo no está libre de supervivencias del capitalismo -de cuya entraña ha salido- en la economía y en la conciencia de los hombres. En la sociedad socialista, el trabajo, liberado de la explotación del hombre por el hombre, no se ha convertido aún en la primera necesidad vital de los hombres. A todo ello se debe que, bajo el socialismo, sea necesario mantener en vigor la ley económica de la distribución de los bienes materiales con arreglo a la cantidad y a la calidad del trabajo invertido por cada trabajador, establecer el control social sobre la medida del trabajo y la medida del consumo. Las distintas formas de interés material (personal y colectivo) son de esencial importancia para el crecimiento y perfeccionamiento ulteriores de la producción socialista, para elevar la productividad del trabajo social, para incrementar el bienestar de los trabajadores. En la economía del socialismo, las contradicciones no presentan carácter antagónico, se superan según un plan, haciendo que avancen los sectores rezagados, perfeccionando las formas y los métodos de dirección y planificación de la economía, buscando reservas y utilizándolas mejor, estimulando la actividad creadora de las masas trabajadoras. El modo socialista de producción se estableció por primen vez en la Unión Soviética. Se está construyendo en varios países de Europa, de Asia y de América en el decurso de la edificación socialista. Actualmente, en la U.R.S.S. se lleva a cabo la transformación gradual del socialismo en comunismo. Durante los años 1961-1980 se creará la base material y técnica del comunismo, se fundirán las dos formas de propiedad socialista en la propiedad comunista única de todo el pueblo; la productividad del trabajo alcanzará un elevado nivel; el trabajo que dispondrá de una técnica altamente productiva, se convertirá paulatinamente en la primera necesidad vital del hombre.
Todo ello creará las premisas reales para que las relaciones socialistas de producción se transformen en comunistas, para que se instaure el modo comunista de producción, que trocará en realidad el principio del comunismo: "De cada uno, según su capacidad; a cada uno, según sus necesidades".
jueves, 12 de agosto de 2010
EL PROCESO DE LA EXCLUSIÓN SOCIAL Y EL MODELO NEOLIBERAL
La realidad fundamental que hay que considerar en este tema es que, lo que suele llamarse el "modelo" económico imperante (que suele identificarse como neo-liberal aunque no excluye una importante función económica, reguladora y social del Estado), tiende a funcionar con gran dinamismo, generando en muchos casos efectivo crecimiento de la producción y de la productividad, impulsando la economía hacia adelante con alta velocidad, integrando tecnologías modernas y avanzadas; pero en dicho crecimiento y dinamismo, va también concentrando la riqueza en cada vez un menor número de grandes o pequeñas empresas altamente eficientes, y excluyendo progresivamente a cada vez más amplios sectores de la sociedad. Podemos imaginar esta dinámica de la economía imperante como un tren muy moderno que avanza a gran velocidad, y que va acelerando su marcha, pero que en cada estación y a medida que avanza va dejando pasajeros en el camino, que son más que aquellos otros que el mercado permite que se suban a los carros.Así, vemos que las empresas más eficientes (que a menudo son las más grandes, pero no siempre es así) van absorbiendo a las de menor dinamismo; los supermercados van desplazando a los almacenes y tiendas, las cadenas de supermercados más eficientes van absorbiendo a los supermercados menos eficientes; las líneas aéreas más dinámicas eliminan del mercado a las que lo son menos; los bancos más competitivos absorben a los menos. EctEn la campana o curva de distribución normal, están los que se desplazan hacia el primer segmento, el de los mejores y más capaces, y el de los que perdiendo posiciones son desplazados hacia el otro lado de la curva, donde están los perdedores. Tendencialmente, todos los que no son los "mejores" en la competencia, van siendo desplazados, excluidos, y ello parece inevitable. Así en la economía, cada vez van quedando menos, ciertamente los más eficientes y dinámicos, pero menos. El resultado de esto es que mientras las empresas grandes y competitivas van absorbiendo a las menos eficientes, y los profesionales más eficientes van desplazando a los menos eficientes, y los trabajadores más productivos logran conservar sus puestos de trabajo, se va creando una gran desocupación de recursos y de fuerzas productivas en la sociedad. Así se genera, reproduce y amplía la exclusión social. Cuando los mercados se internacionalizan y "globalizan", también los países y las economías nacionales entran en competencia, por lo que deben desmontar protecciones arancelarias y cambiarias, bajar los impuestos al capital y la inversión, etc. Obviamente, las empresas de todo el mundo pasan a ser competidores dentro de cada país; tanto las empresas de los países desarrollados que compiten en base al gran tamaño de sus operaciones y a las avanzadísimas tecnologías que emplean, como las de los países llamados "emergentes" como China y otros que se hacen competitivos en base al sacrificio extremo de sus inmensas poblaciones, a quienes se les pagan salarios viles y se les mantiene en bajísimos niveles de consumo.Para los que van siendo marginados de esta extrema y global competencia, el "modelo" predispone solamente dos recetas: para los definitivamente "inviables" y en consecuencia destinados a la extrema pobreza, focalizar el gasto social a fin que puedan sobrevivir, aunque sea en condiciones de completa dependencia. Y para los que tienen alguna capacidad e iniciativa, provisionarles acceso a algún microcrédito de modo que puedan crear una microempresa, la que debe buscar su propio "nicho" de mercado. El problema es que los "nichos" de mercado que dejan las grandes empresas son escasos, muy pequeños, e insuficientes para dar oportunidad a la enorme cantidad de microempresas y trabajadores independientes. El hecho es que se espera que esas microempresas sean también ellas competitivas, esto es, que compitan también duramente entre ellas, de modo que puedan sobrevivir las más aptas. Es la misma lógica de la concentración y la exclusión. Podemos extraer una primera conclusión de lo expuesto: pretender la inclusión social de los excluidos, buscando su inserción en el mismo sistema económico-social que los ha excluido en razón de sus limitaciones competitivas, podría ser posible para unos pocos que superen esas limitaciones, pero en ningún caso puede pensarse como camino eficaz para alguna proporción significativa de la población excluida. Y si ello fuera posible de algún modo, habría que asumir que otros tantos resultarían desplazados al perder la competición frente a los nuevos incluidos.
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